Wednesday, August 14, 2024

Castillos Palacios y Fortalezas de Europa

 Castillos Palacios y Fortalezas de Europa 

Historia de los Castillos y Fortalezas de Europa

Castillos, Palacios y Fortalezas de Europa

La Edad Media en Europa fue un período marcado por constantes conflictos y guerras entre diferentes reinos y señoríos. En este contexto, las fortalezas y castillos medievales jugaron un papel fundamental en la defensa y protección de las tierras y poblaciones. Exploraremos la importancia estratégica de las fortalezas y castillos medievales en Europa y cómo estas estructuras defensivas fueron clave para mantener el control territorial y asegurar la supervivencia de los señores feudales. Analizaremos sus características arquitectónicas, su influencia en la guerra y las tácticas de asedio utilizadas en aquel entonces. Además, también veremos cómo estos castillos se han convertido en importantes atracciones turísticas hoy en día, preservando la historia y el legado de la época medieval. La historia milenaria del continente europeo ha dejado un legado impresionante en este territorio en forma de castillos majestuosos. 

En función de su emplazamiento, las fortificaciones cristianas europeas de la Edad Media podían ser motas o rocas. Se da el nombre de mota a los castillos levantados sobre tierra. Iconografía y Simbolismo Románico. En cambio, las rocas eran fortalezas construidas sobre un promontorio pétreo. La diferencia era importante, puesto que las motas se podían minar con mucha más facilidad. Desde el punto de vista de la forma, podemos distinguir entre fortificaciones de planta regular e irregular. Los de planta regular son los que presentan una traza geométrica y simétrica en la distribución de sus elementos constructivos. Este tipo de castillo era propio de terrenos llanos. En función de su distribución, las fortalezas se pueden clasificar en concentradas y dispersas. Las primeras presentan todos sus elementos constructivos centralizados y agrupados mientras que las dispersas van agregando elementos defensivos como corachas o torres albarranas, más o menos alejados del núcleo central y principal.

La Evolución

Si analizamos las fortalezas medievales cristianas desde un punto de vista evolutivo podemos observar la notable transformación que experimentaron en su fisonomía a partir del siglo XV, con la difusión de la artillería. Así, las antiguas fortalezas macizas, de muros altos y casi ciegos, sin vanos, jalonados por torres, matacanes y almenados, dejan paso a otras en las que las almenas, antes separadas entre sí, se juntan formando un parapeto corrido y de superficie convexa para rechazar los proyectiles. Se abren troneras en los muros para asomar por ellas las bocas de fuego de los cañones, y se reduce la altura de muros y torres para disminuir, en la medida de lo posible, la superficie vulnerable.

Partes y funciones de la fortificación cristiana medieval. El principal elemento de defensa de las fortalezas cristianas medievales eran las murallas que las rodeaban. Las murallas solían ir flanqueada por torres de muy diversas formas y tamaños. La torre del homenaje era la torre mayor y principal del castillo, sirviendo de residencia y último reducto de resistencia. La muralla tenían almenaje y adarve, una especie de terraza o camino de ronda, normalmente descubierto, por donde circulaban las tropas para la defensa de la fortaleza.

En la parte más alta aparecía el matacán, obra que sobresale en voladizo en la fachada de la fortificación, lo que permitía a los sitiados arrojar proyectiles o líquidos al enemigo que se acercaba al muro. Otro elemento del muro de la fortificación que permitía disparar proyectiles a los que intentaban sitiarla era la saetera. Se trataba de una abertura vertical y estrecha hecha en el muro, a través de la cual se disparaba, con arco o ballesta. Con la aparición de las bombardas y otras máquinas de artillería, a fines de la Edad Media, las fortificaciones se dotaron de troneras, aberturas en la pared del castillo que permitían colocar un cañón y dispararlo con precisión.

En el interior del recinto amurallado se sucedían las distintas dependencias destinadas al acuartelamiento de las tropas, al almacenaje de víveres y pertrechos de guerra, y la residencia del alcaide o gobernador de la fortaleza. Para asegurar sus defensas, la fortificación contaba con una serie de elementos situados fuera de la cerca o muralla principal: torres albarranas, corachas, barbacanas, fosos, etc.

La  Historia de Europa es un continente lleno de historia y cultura, y sus castillos son testigos silenciosos de siglos de intrigas, batallas y romances. A lo largo de los años, estos imponentes edificios han sido testigos de momentos icónicos de la historia europea. Desde fortalezas medievales hasta palacios renacentistas, los castillos más antiguos de Europa son verdaderas joyas arquitectónicas que nos transportan a épocas pasadas. En este artículo, te invitamos a descubrir los 10 castillos más antiguos de Europa y a sumergirte en su fascinante historia. Desde el majestuoso Castillo de Windsor en Inglaterra hasta el imponente Castillo de Neuschwanstein en Alemania, cada uno de estos castillos tiene su propia historia y encanto. Prepárate para un viaje en el tiempo mientras exploramos la grandeza y el misterio de estos emblemáticos castillos europeos.

Cronología de los Castillos Palacios y Fortalezas de Europa

1. El Belvedere Vienna Austria

Precioso palacio en el centro de Viena. Fue la residencia estival del Príncipe Eugenio de Saboya. El Palacio de Belvedere en Viena es uno de los tesoros culturales más importantes de Austria. Este majestuoso edificio histórico compuesto por dos palacios, el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior, cuenta con una impresionante arquitectura y colecciones de arte únicas en su tipo. La historia del Palacio de Belvedere se remonta al siglo XVIII, cuando el príncipe Eugenio de Saboya lo mandó a construir como su residencia de verano. Desde entonces ha sido testigo de importantes eventos históricos y políticos.

La arquitectura del Palacio de Belvedere es espectacular, con elementos barrocos y rococós excepcionales. Cada rincón alberga detalles y ornamentaciones sorprendentes, que reflejan la grandeza de la época en que fue creado el palacio. Las colecciones de arte del Palacio de Belvedere son extraordinarias, en especial las del Belvedere Superior, que incluyen obras de Gustav Klimt y Egon Schiele, entre otros grandes artistas. En el Belvedere Inferior, por su parte, se pueden contemplar obras contemporáneas de arte moderno.

Los jardines del Palacio de Belvedere son otra maravilla que no te puedes perder. Los jardines barrocos del Belvedere Superior son una verdadera joya, laberintos de caminos que te llevan a sorprendentes fuentes y estatuas. El Belvedere Inferior, por su parte, cuenta con amplios jardines paisajísticos que hacen que el visitante se sienta en un auténtico oasis de paz y tranquilidad. Esto es solo una pequeña muestra de todo lo que el Palacio de Belvedere en Viena tiene para ofrecer a sus visitantes. Ven a descubrirlo por ti mismo y sorpréndete con uno de los lugares más bellos y fascinantes que la historia y la cultura austríacas tienen para ofrecer.

Historia del Palacio de Belvedere

El Palacio de Belvedere es una joya del barroco austriaco construida entre 1714 y 1716 por Johann Lukas von Hildebrandt como residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya. Consta de dos partes: el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior. El primero de ellos alberga una de las colecciones artísticas más valiosas de toda Austria y cuenta con la mayor colección de Gustav Klimt del mundo, incluyendo obras tan famosas como El beso y Judith. Además, en 2023 se rediseñó la exposición permanente, que cuenta con unas 400 obras de arte que narran 800 años de historia del arte, desde la Edad Media hasta artistas internacionales del siglo XX. 

Por su parte, el Belvedere Inferior cumplía la función de residencia palaciega del príncipe Eugenio y cuenta con lujosas salas como la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol y la Habitación Dorada. En este espacio tienen lugar las exposiciones especiales, mientras que en el establo Prunkstall se exhibe arte medieval. Los jardines del Belvedere son una expresión de la arquitectura paisajística barroca, con tres grandes terrazas con estanques de agua y el Jardín de los Alpes, el más antiguo de Europa. Es imprescindible hacer una reserva gratuita de una franja horaria para visitar el Belvedere Superior en grupos de 10 o más personas.

Una breve historia del Palacio de Belvedere

El Palacio de Belvedere es, sin duda, una de las construcciones barrocas más espectaculares de Europa. Fue concebido como residencia de verano para el príncipe Eugenio de Saboya y construido entre 1714 y 1716. El Palacio consta de dos partes: el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior. El Belvedere Superior es el hogar de una de las colecciones artísticas más ricas de Austria, con más de 400 obras de arte que van desde la Edad Media hasta el siglo XX, incluyendo una extraordinaria colección de Gustav Klimt, con pinturas como El beso y Judith. 

El Belvedere Inferior, por su parte, es una impresionante residencia palaciega con distintivas salas como la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol y la Habitación Dorada. El conjunto arquitectónico está unido por unos jardines que representan diversas alegorías y cuentan con un parque simétrico diseñado según los modelos franceses e italianos, con numerosas esculturas y fuentes. Siendo un sólido ejemplo del barroco austriaco, este Palacio es, definitivamente, una de las atracciones más impresionantes de Viena.

2. Buckingham Palace Londres

La muy conocida residencia de la familia real inglesa en Londres. Muchos turistas se ponen delante de sus puertas esperando que salga la reina, algo que nunca ocurre. Buckingham Palace es uno de los edificios más famosos de Londres e incluso de todo Reino Unido. Construido en el año 1703 para el duque de Buckingham, acabó siendo la residencia privada del rey Jorge III años más tarde. Resistió a las dos guerras mundiales, aunque sufrió severos daños durante la Segunda Guerra Mundial. Antigua residencia de la Reina Isabel II, ocupa su lugar ahora en este emblemático edificio su sucesor, Carlos III. Pero, ¿qué más te podemos contar sobre este lugar? Antes de meternos de lleno en su interior, te contamos 5 curiosidades para que vayas abriendo boca.

El Palacio de Buckingham tiene 775 salas, en las que se incluyen 19 salones de estado, 52 dormitorios, 188 habitaciones para el personal, 92 oficinas y 78 cuartos de baño. Cuenta con 20.000 obras de arte en su interior. Más de 30.000 personas de todas condiciones sociales y países de la Commonwealth visitan el palacio en el mes de julio en las conocidas como fiestas del jardín. Unas 7.000 personas acuden a las 21 sesiones de investidura y recepciones que se celebran durante el año. Todas las semanas que hay sesiones del parlamento, el primer ministro tiene audiencia privada con el monarca. Unas 400.000 personas visitan el Palacio de Buckingham durante su apertura estival. ¿Qué vas a ver si te decides a comprar tu entrada? Al visitar el Buckingham Palace vas a conocer los principales salones de estado. Sí, siento decepcionarte, pero no te van a enseñar la habitación donde dormía Isabel II ni la del rey Carlos III.

El palacio de Buckingham (en inglés, Buckingham Palace) es la residencia oficial del monarca británico en Londres.​ También se utiliza para ceremonias oficiales, visitas de Estado y visitas turísticas. Es famoso por albergar una parte sustancial de la Royal Collection, extraordinario conjunto de obras artísticas fruto del coleccionismo real. El palacio es un punto de reunión de los británicos en tiempos de crisis y de festividad.​ «El Palacio de Buckingham» o, simplemente, «El Palacio», también es la metonimia utilizada para designar la fuente de comunicados de prensa provenientes de la familia real británica.

El palacio, originalmente conocido como Buckingham House, era en un principio un petit hôtel construido para John Sheffield, el primer duque de Buckingham y Normanby en 1703 y adquirido por el rey Jorge III en 1762 para convertirlo en residencia pública . En los siguientes 75 años sufrió una serie de ampliaciones dirigidas por los arquitectos John Nash y Edward Blore (1850), creándose tres alas que conforman un patio central abierto. Con la llegada al trono de la reina Victoria de Inglaterra, el Palacio de Buckingham pasó a ser la residencia oficial de la monarquía. Durante los siglos XIX y XX se hicieron algunas reformas en el palacio, como la que se llevó a cabo en 1913 (a cargo de Aston Webb) y que dio al palacio su fachada principal actual, incluido el balcón desde donde saluda la familia real.

El interior georgiano original del siglo XIX, el cual aún se conserva, se compone de brillantes escayolas con incrustaciones de lapislázuli azul y rosa. Eduardo VII redecoró el palacio añadiendo una decoración Belle Époque en tonos crema y dorados. Algunos salones de recepción están decorados en estilo chino con muebles provenientes del pabellón real de Brighton y de Carlton house. El palacio cuenta con 777 habitaciones y los jardines del palacio constituyen los jardines privados más grandes de Londres. Fueron creados originalmente por Capability Brown, pero rediseñados por William Townsend Aiton y John Nash. El lago artificial fue creado en 1828 y recibe agua del lago Serpentine, el lago que se encuentra en el Hyde Park.

La primera edificación construida en el lugar donde ahora se encuentra el palacio fue la casa Goring, construida en 1633 por lord Goring. Sin embargo, la casa que constituye el núcleo original del palacio fue construida por John Sheffield, el I duque de Buckingham y Normanby, en 1703. Esta casa fue diseñada por el arquitecto William Winde, construyendo un gran bloque central de tres pisos y dos edificios anexos más pequeños. La casa fue vendida por su hijo al rey Jorge III en 1762. Se pensó utilizar el edificio como residencia privada para la familia real, particularmente para la reina Carlota. Mientras tanto, el Palacio de St. James se seguiría usando como residencia oficial y ceremonial del rey. De hecho, los embajadores actuales se acreditan ante la «corte de St. James», aunque sea en Buckingham donde presenten sus credenciales a la reina.

La reina Carlota murió en 1818 y dos años más tarde lo haría su marido Jorge III. El heredero, Jorge IV decidió ampliar Buckingham para dedicarlo junto con St. James a los actos de estado, pero en 1826 decidió convertir Buckingham en un palacio real. Encargó a John Nash la construcción de su proyecto. El nuevo edificio se construyó en piedra utilizando un estilo neoclásico francés. Se crearon dos alas más dejando un patio interior abierto. Esta es la estructura que se mantiene hasta la actualidad, salvo la fachada este que cierra el patio, que es de más reciente creación. En ese lugar se encontraba un impresionante arco de triunfo inspirado en el arco de Constantino de Roma, cuyo coste fue de 34 450 libras esterlinas. Jorge IV quería coronarlo con una estatua ecuestre suya. Sin embargo el monarca murió antes y el Parlamento decidió instalar la estatua en Trafalgar Square.

Se quería también que los interiores del palacio fueran de una belleza incomparable. Jorge IV había encargado el diseño interior a Charles Long, quien basaba sus obras en la escayola y las incrustaciones de lapislázuli. La muerte de Jorge IV en 1830 produjo que no se completara la decoración de los interiores hasta el reinado de Guillermo IV, un hombre de gustos sencillos. En los años previos a la muerte de Jorge IV, el coste del aún no finalizado palacio estaba causando quejas en el parlamento y en la prensa. Guillermo IV eligió a Edward Blore como jefe de obra, que llevó a cabo un modelo similar al proyectado por Nash pero a un precio menor. El costo total de la remodelación del palacio ascendió a 719 000 libras.

Aunque los reyes celebraban actos y recepciones en los salones de Estado del palacio nunca residieron en él, ya que preferían Clarence House. Es remarcable el gesto del rey cuando se quemó el palacio de Westminster ofreciendo Buckingham al pueblo, para usarlo como sede del parlamento. Esta oferta fue rechazada y se reconstruyó Westminster. La mayoría de los salones de recepción fueron amueblados en esa época y aún se mantienen en la actualidad. Utilizan el estilo chino con muebles del pabellón real de Brighton y de Carlton house. Con la llegada de la reina Victoria al trono en 1837, el palacio de Buckingham pasó a convertirse en residencia real. Mientras que los salones de estado se caracterizaban por la infinidad de colores, las necesidades del nuevo palacio pasaban por ser menos lujosas. Se sabe que las chimeneas expulsaban tanto humo que tuvieron que dejar de encenderlas, dándole al palacio una gélida magnificencia.

 La ventilación era tan mala que el interior desprendía mal olor, y cuando se decidió instalar lámparas de gas, hubo una seria preocupación sobre los posibles escapes de gas en las plantas inferiores. También se criticaba la dejadez de los trabajadores y la suciedad que reinaba en palacio. Cuando la reina contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia Coburgo Gotha, este pasó a ocuparse de los asuntos internos del palacio y de los empleados. Se solucionaron todos los problemas y los constructores pudieron finalmente rematarlo en 1840. La gran ala este del palacio (actualmente la fachada principal del mismo) fue construido después del matrimonio de la reina Victoria. En 1847, la pareja encontró el palacio demasiado pequeño para la vida de la corte y su creciente familia. Así que se decidió cerrar el patio para convertirlo en un patio interior. En esta ala se encuentra el balcón desde el que la familia real saluda a sus súbditos.

Desde antes de la muerte del príncipe Alberto, se conocía la pasión de la reina Victoria por la música y el baile y los grandes músicos de la época eran llevados a palacio para interpretar sus obras. Mendelssohn actuó en tres ocasiones, Strauss y su orquesta actuaron en el palacio cuando se estrenó la obra del compositor, «polka de Alicia», en honor a la princesa Alicia. Durante esa época el palacio de Buckingham era el escenario de imponentes bailes, de ceremonias reales rutinarias, de investiduras y de presentaciones. La reina Victoria decidió trasladar el Arco de mármol (Marble Arch), la antigua entrada al palacio, a su localización actual, cerca Speakers' Corner, en el Hyde Park. Tras la muerte de su marido, la reina Victoria abandonó Buckingham y se trasladó a los castillos de Windsor. La actividad de la corte siguió llevándose a cabo en el Castillo de Windsor, y Buckingham quedó relegado a la sombra de la reina Victoria.

En 1901 llegó al trono el rey Eduardo VII, llenando de vida al palacio. El nuevo rey y su mujer la reina Alejandra eran el exponente de la clase alta británica y su grupo de amigos, conocidos como el grupo de Marlborough House, eran consideradas las gentes más eminentes de la época. Los salones del palacio, especialmente el salón de baile, la Sala del trono y vestíbulos y galerías fueron redecorados en un estilo Belle époque de tonos dorados. Esta decoración se mantiene hoy en día. De nuevo, el palacio se convirtió en el centro del Imperio británico. Mucha gente opina que la decoración que implantó este monarca no es acorde con el diseño original del palacio.

La última gran reforma del edificio tuvo lugar bajo el reinado de Jorge V, cuando en 1913, Aston Webb rediseñó la fachada este, para simular el Lime Park de Cheshire. Esta fachada fue diseñada para ser el telón de fondo del monumento a Victoria, una gran estatua en memoria de la reina Victoria. Jorge V, que sucedió a Eduardo VII en 1910, tenía una personalidad más seria que su padre, lo que quedó reflejado en la vida del palacio. Un gran énfasis fue puesto en las ceremonias oficiales y deberes reales olvidando en parte los momentos de ocio. La mujer de Jorge V, la Reina María era una estudiosa de las artes y puso un gran interés en la colección de muebles y obras de arte. La reina también mandó añadir nuevas chimeneas de mármol en estilo imperio.

También fue ella la responsable de la decoración del Salón Azul. Este salón, de 21 metros de largo es considerado por los expertos como el más hermoso de todos cuantos componen el palacio. En 1999 este contaba con 19 salones de Estado, 52 dormitorios principales, 188 habitaciones de empleados, 92 oficinas y 78 baños. Aunque parezca grande, es pequeño en comparación con el palacio del zar en San Petersburgo, el Palacio Episcopal de Roma, el Palacio Real de Madrid y minúsculo en comparación con la Ciudad Prohibida de Pekín y el Potala del Tíbet. El tamaño se puede observar mejor desde dentro, observando el patio interno. En 1938 se llevó a cabo una pequeña reforma, convirtiendo el pabellón noroeste diseñado por Nash en una piscina.

Durante la Primera Guerra Mundial, el Palacio, por entonces residencia del rey Jorge V y la reina María, no fue bombardeado. Los objetos de mayor valor de la Royal Collection fueron evacuados a Windsor pero la familia real se quedó en Londres. El mayor cambio de la vida en palacio durante la guerra fue la persuasión que hizo el gobierno sobre el rey para que cerrara la bodega y se abstuviese de beber alcohol con el fin de dar buen ejemplo a las clases bajas supuestamente alcoholizadas. Estas siguieron bebiendo mientras que el rey tuvo que mantener su abstinencia. Eduardo VIII contó más tarde a un biógrafo que su padre obtenía un vaso de vino de Oporto todas las mañanas, mientras que la Reina bañaba su macedonia de fruta en champán. Los hijos de los reyes fueron fotografiados en la época sirviendo té a los oficiales encargados de la seguridad del palacio.

Durante la Segunda Guerra Mundial el palacio sí sufrió daños. Fue bombardeado en más de siete ocasiones, ya que los nazis pensaban que demoler el palacio desmoralizaría a la nación. Una bomba cayó en el patio interior mientras los reyes Jorge VI e Isabel estaban en él, aunque si bien hubo daños materiales no los hubo personales. Sin embargo, estaba expresamente prohibido relatar esos hechos en público. El bombardeo más serio fue el que destrozó la capilla real en 1940. La cobertura del bombardeo se mostró en todas las salas de cine del país para mostrar el sufrimiento común de ricos y pobres. El rey y la reina fueron filmados mientras inspeccionaban los destrozos causados por las bombas en el palacio. En ese momento, la reina pronunció una de sus frases más célebres: «estoy contenta de que hayan bombardeado nuestra casa, ahora puedo mirar a las gentes del East End a los ojos». Se ha relatado que en algunas visitas reales a lugares bombardeados, el pueblo recibía a la familia real con abucheos y no con signos de júbilo. No obstante se ha remarcado que los abucheos iban dirigidos al ministro que acompañaba a los monarcas. Esto quedó reflejado en el periódico The Sunday Graphic de la siguiente manera:

El 15 de septiembre de 1940, un piloto de la RAF, Ray Holmes, embistió un Dornier Do 17 alemán que creyó que iba a bombardear el palacio. Como se había quedado sin munición decidió hacer colisionar su avión con el enemigo y saltó. De hecho, el avión alemán iba vacío. Ya había sufrido daños, dos miembros de su tripulación habían muerto y el piloto Robert Zehbe había abandonado el avión en paracaídas. Tomó tierra cerca de The Oval,​ fue atacado por una muchedumbre y falleció a causa de las heridas recibidas. El bombardero alemán perdió su cola tras ser embestido y se estrelló en la parte delantera de Victoria Station. Mientras caía en barrena se soltaron sus bombas y una de ellas dañó el palacio de Buckingham.​​ El piloto británico sobrevivió, fue nombrado King's Messenger al terminar la guerra y murió en 2005 con 90 años.​

Eleanor Roosevelt visitó Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. La prensa de la época, ansiosa por mostrar las penurias de los monarcas, publicó que los objetos de valor habían sido trasladados al campo para evitar destrozos. En ese caso, dado el rango de la esposa del presidente de Estados Unidos, se dijo que se le ofreció la única habitación confortable que quedaba, el dormitorio personal de la reina Isabel. Sin embargo es posible que esta historia sea inventada pues ahora se sabe que durante la Segunda Guerra Mundial, la familia real pasó muchas noches en el Castillo de Windsor. Es extraño que hubieran dejado a la señora Roosevelt en un palacio vacío para hacer frente sola a una noche de bombardeos.

El 8 de mayo de 1945 el Palacio fue el centro de las celebraciones británicas, con el rey, la Reina y la princesa Isabel (futura reina) y la princesa Margarita saludando desde el balcón, con ventanas destrozadas a sus espaldas. Hoy se puede visitar. Los principales salones del palacio se encuentran en la zona noble, detrás de la fachada este. Lo primero que aparece es el Salón de Música, cuyo gran arco domina la fachada. Flanqueándolo se encuentran los salones azul y blanco. En el centro, sirviendo como un pasillo que une los salones de Estado se encuentra la Galería de Arte, donde cuelgan obras de Rembrandt, Antón Van Dyck, Rubens y Vermeer. El salón del trono y el salón verde también dan hacia la galería. El salón verde sirve de antesala al salón del trono siendo parte de la ruta ceremonial hacia el salón de trono desde el salón de la guardia, en la parte alta de la gran escalera. El salón de la guardia contiene una gran estatua de mármol del príncipe Alberto con uniforme romano. Estos salones son usados únicamente en ceremonias de estado y oficiales.

Justo debajo de la zona de estado se encuentran unas salas conocidas como semi-estatales. Se abren al hall de mármol y se usan en actos menos formales tales como las audiencias privadas. Algunos fueron nombrados y decorados para visitas particulares como el «Salón 1844», creado en el año de la visita del zar Nicolás I de Rusia. En el centro de esta suite se encuentra la Sala del Arco, a través del cual pasan todos los años miles de ciudadanos para las fiestas que da la reina en los jardines de palacio. La reina utiliza una serie de salas privadas en el ala norte. Entre 1847 y 1850, cuando Blore se encontraba construyendo el ala este, el Pabellón Brighton era su referencia, por lo que muchos de los salones de esa nueva ala están decorados en un estilo oriental. El comedor rojo y azul chino está decorado con muebles del salón de banquetes de Brighton y de la sala de música, pero tiene una chimenea, también de Brighton con un diseño indio en vez de chino. El salón Amarillo tiene un mural del siglo XVIII que fue sustituido en 1817 por el salón de Brighton y la chimenea de este cuarto es una visión europea de cómo sería su equivalente en China. 

En el centro de esta ala se encuentra el famoso balcón con las puertas de cristal del salón central por detrás. Esta sala está hecha en un estilo chino siguiendo el gusto de la reina María a finales de los años 1820. Atravesando la zona noble del ala este se encuentra una galería inmensa, conocida modestamente como el pasillo principal. Tiene puertas y paredes de espejo reflejando pagodas de porcelana y otros elementos decorativos orientales. El comedor chino y la sala amarilla se encuentran al final del pasillo y la sala central se encuentra, obviamente en el centro. Las visitas de jefes de Estado, hoy en día se alojan en una suite conocida como suite belga, que se encuentra en el primer piso del ala norte. Estos cuartos fueron decorados para el tío del príncipe Alberto, Leopoldo I de Bélgica. El rey Eduardo VIII vivió en estas dependencias durante su corto reinado.

Durante el reinado actual, las ceremonias de la corte han experimentado un cambio radical y la entrada al palacio no está reservada simplemente a la clase alta. Se han abolido los vestidos formales de la corte. En otros reinados, los hombres que no llevaran uniforme militar debían ponerse un traje especial del siglo XVIII. Por las noches, las mujeres debían llevar trajes con cola y tiaras en la cabeza. Esta rigidez de vestuario se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial, cuando la reina María decidió seguir la moda acortando su falda. Previamente, había solicitado a una dama de corte que cortara la falda para ver la reacción de su marido.

 El rey Jorge V se horrorizó y la falda de la reina se mantuvo fuera de la moda. Jorge VI e Isabel eran más seguidores de la moda y se permitió vestir las faldas del momento. En 1924, el primer ministro laborista Ramsay MacDonald fue el primer hombre recibido por un monarca dentro del palacio llevando traje; sin embargo, era una concesión especial. Los trajes de noche se mantuvieron como obligatorios hasta la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, la mayoría de hombres invitados a Buckingham llevan traje de chaqueta por el día y por la noche, dependiendo de la ocasión llevan corbata negra o blanca. Si la ocasión es de corbata blanca, las mujeres, si la poseen, deben ponerse tiara aunque no haya un código de vestimenta establecido.

3. Real sitio de San Lorenzo de El Escorial Madrid España

Este complejo en la Comunidad de Madrid que contiene un palacio real, una basílica, colegio y un monasterio es famoso ante todo por su panteón donde están enterrados los reyes más importantes de la historia de España. El Monasterio del Escorial es uno de los monumentos más emblemáticos de España y un importante sitio histórico y cultural. Construido en el siglo XVI por el rey Felipe II, este imponente complejo arquitectónico ha sido testigo de eventos clave en la historia española y ha albergado a monarcas y personalidades importantes a lo largo de los años.

Exploraremos la historia y características del Monasterio del Escorial, desde su construcción hasta la actualidad. Descubriremos su arquitectura única, sus obras de arte y su importancia como centro religioso y cultural. Además, analizaremos su reconocimiento como Patrimonio Mundial de la UNESCO y su papel como uno de los destinos turísticos más populares de España. El Escorial Pueblo ofrece una encantadora mezcla de cultura y tradiciones españolas. Las calles del pueblo están bordeadas de encantadores cafés, tiendas boutique y tabernas españolas tradicionales donde puedes disfrutar de deliciosas tapas y exquisiteces locales.

Uno de los puntos destacados de El Escorial Pueblo es el mercado al aire libre, que se celebra todos los fines de semana, donde los lugareños y los visitantes se reúnen para comprar productos frescos, pasteles, flores y artesanías hechas a mano. Este mercado vibrante ofrece una experiencia auténtica, sumergiéndote en la cultura local y brindándote la oportunidad de interactuar con los amigables residentes. El Escorial Pueblo no es solo un tesoro de historia y cultura, sino también un paraíso para los amantes de la naturaleza. Rodeado por el magnífico Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el pueblo ofrece paisajes impresionantes y actividades al aire libre para todas las edades. Embárcate en un sendero de senderismo a través de las zonas boscosas, donde encontrarás cascadas, valles pintorescos y vistas panorámicas. El parque alberga una amplia variedad de flora y fauna, brindando un entorno sereno para observar aves o simplemente reconectarse con la naturaleza.

A poca distancia de El Escorial Pueblo se encuentra el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, otra atracción que no debes dejar de visitar y que complementa la importancia histórica y cultural del pueblo. Este magnífico palacio fue encargado por el rey Felipe II como símbolo del poder español durante el siglo XVI. La grandiosidad del palacio es impresionante, con su impresionante arquitectura, elegantes patios y jardines meticulosamente diseñados. Explora los apartamentos reales, la gran biblioteca que alberga miles de libros antiguos y la impresionante basílica, que sirve como lugar de descanso final para muchos monarcas españoles.

 Grandiosidad. El edificio es un inmenso rectángulo de 208 por 162 metros. Las dimensiones apabullan. Los guías del monumento se complacen en enumerar que posee más de 2000 estancias, de 2600 ventanas, de 1200 puertas, 86 escaleras, 16 patios, 15 claustros, 88 fuentes... Afortunada o desgraciadamente, la visita se reduce a muchos menos espacios. Austeridad y monotonía. El colosalismo contrasta con la sencillez de formas, sobre todo en el exterior: muros lisos sólo interrumpidos por ventanas, sin molduras ni cornisas, y por decoración arquitectónica que se concentra en las puertas de entrada principales que se orientan hacia el oeste. El día 10 de agosto de 1557 el ejército español venció en San Quintín a las tropas francesas. Para conmemorar esta victoria Felipe II mandó construir un importante templo dedicado al santo del día, San Lorenzo, cuyas obras comenzaron cinco años después.

Felipe II prohibió a los obreros que construían el Monasterio empadronarse en el lugar. Pero, dos siglos más tarde, Carlos III notando la falta de alojamientos y comodidades para la multitud de seguidores de la Corte que tenían que quedarse en la Villa vecina de El Escorial y subir y bajar constantemente la penosa cuesta, autorizó en 1767 la construcción de viviendas a particulares en las cercanías del Monasterio, comenzando así a formarse el que hoy es el municipio de San Lorenzo de El Escorial. 

En 1792 se declara Real Sitio de San Lorenzo como población nueva por Cédula Real otorgada por Carlos IV, señalándose los términos y dotándola de de jurisdicción civil, criminal y administrativa. Para entonces contaba ya con más de un millar de habitantes. Supuso la segregación dehecho de la Villa de El Escorial. A esta emancipación civil no tardó en seguir la eclesiástica y así el 9 de noviembre de 1806 es desmembrada definitivamente de la iglesia parroquial de San Bernabé la nueva de San Lorenzo, mártir. Hasta mediados del siglo XX se utilizó como templo parroquial la Capilla de Laborantes del Monasterio. Fue en esa época, y gracias a una donación, cuando se construyó el actual Templo.

4. El Castillo de Tamarit Altafulla Cataluña España

Un castillo medieval precioso situado sobre una pequeña colina en las orillas del mar Mediterráneo en la provincia de Tarragona. Las vistas del castillo con el mar son fabulosas. Los orígenes de la población son inciertos, aunque se sabe que fue un núcleo estratégico en la época romana. El castillo se correspondería con los primeros tiempos de la dominación musulmana, como lo atestiguan los materiales utilizados para su construcción.  Se remontaría pues a los siglos XI y XII y fue conquistado sucesivamente por el Cid, Alfonso I, Ibn Ganbiya y Ramón Berenguer IV.

Es un castillo de planta irregular y bastante extensa, de unos 100 metros de eje máximo, advirtiéndose los muros que lo dividían en tres recintos, topográficamente escalonados. La pieza mas interesante es una torre albarrana situada en plano inferior a unos tres metros de talud natural que presenta el cerro. Es de mampostería gruesa, con restos de enlucidos, su planta es de pezuña de caballo, frecuente en las torres islámicas de quienes la imitaron los cristianos; en su parte alta presenta rasgadas saeteras con un agujero circular.

La historia del Castillo de Tamarit se remonta al siglo XI. Se alza majestuosamente en un promontorio rocoso sobre el mar Mediterráneo y ofrece una vista panorámica espectacular de la costa. La construcción original del Castillo de Tamarit se realizó por la familia de los Cervelló durante la Edad Media. Su diseño arquitectónico combina elementos góticos, renacentistas y románticos. Este castillo es un ejemplo destacado de la arquitectura defensiva de la época y presenta una torre de planta cuadrada, un patio interior y una iglesia anexa que, aunque ahora en ruinas, muestra la riqueza histórica del lugar. Una de las características más notables del Castillo de Tamarit es su ubicación estratégica en un acantilado sobre el mar. Esto lo convierte en un lugar impresionante para admirar la belleza del paisaje marino circundante. El castillo se encuentra rodeado de exuberantes jardines y una vegetación exótica que aporta un toque de encanto adicional a su entorno.

El Castillo de Tamarit

En la actualidad, el Castillo de Tamarit es propiedad privada y ha sido restaurado y adaptado para albergar eventos y bodas, lo que lo convierte en un escenario inolvidable para celebraciones especiales. Los visitantes pueden explorar los jardines y el entorno del castillo, disfrutando de la serenidad del lugar y de las vistas panorámicas al mar. Justo a sus pies podemos encontrar la famosa Playa de Tamarit. Desde la misma se tienen unas vistas espectaculares del castillo. Actualmente cuenta con unas instalaciones para todo tipo de eventos y con unos servicios que garantizan el éxito de cada acto.

La historia, la arquitectura y las vistas panorámicas lo convierten así en un lugar único y pintoresco que te transporta a épocas pasadas. Te permite disfrutar de la belleza de la costa mediterránea. El castillo es un ejemplo impresionante de la rica historia de la región y una joya arquitectónica en un entorno natural impresionante.

5. El Castillo de Eger Eger Hungría

Un castillo medieval  mítico en la historia de Hungría. El libro que trata su heroica defensa contra los turcos en el siglo XVI es una de las obras más populares del país. Budapest, Eger se alza como una apacible y atractiva ciudad de provincias. Su compacto centro histórico rebosa elegancia gracias a sus numerosos palacios e iglesias de estilo barroco. Aunque su monumento principal es un castillo de origen medieval que, aunque transformado por el tiempo, cobija varios museos interesantes y unos pasadizos subterráneos que narran la historia de Hungría.

A mediados del siglo XVI el Imperio turco invadió casi sin oposición las llanuras húngaras, pero no pudo tomar el castillo de Eger, situado en la zona más montañosa del país. La victoria en 1552 sobre los otomanos, muy superiores en número, es considerada toda una hazaña en Hungría e István Dobó, el comandante que la lideró, un héroe nacional.

Décadas más tarde los otomanos finalmente conquistaron Eger y de aquel periodo se conservan unos baños turcos y un espectacular minarete. Esta región vinícola hará también las delicias de los amantes del vino que pueden recorrer a las afueras de Eger las numerosas bodegas y restaurantes del conocido como Valle de las mujeres hermosas. Lo más acertado al llegar es pasarse por la acogedora oficina de turismo de Eger donde uno puede aprovisionarse de mapas y toda la información necesaria para visitar sus monumentos. 

En la Edad Media

En el siglo XI, San Esteban (Szent István), el primer rey húngaro cristiano, fundó aquí la sede de un obispado. Tras la invasión de los tártaros de mediados del siglo XIII se construyó un castillo en lo alto de la colina para proteger la ciudad. Se plantaron extensos viñedos en los valles y los obispos construyeron numerosas iglesias y palacios.

Siglos XVI-XVII

En el siglo XVI el Imperio Otomano invadió desde los Balcanes toda la Hungría central, tomaron Budapest en 1541, pero no pudieron conquistar Eger, que se convirtió en una importante plaza fronteriza. Finalmente, en 1596 los turcos tomaron Eger y mantuvieron el dominio sobre la ciudad durante casi un siglo. Los Habsburgo austríacos, que gobernaban sobre el resto de Hungría, poco a poco, fueron haciendo retroceder a los turcos. En 1686 reconquistaron Budapest y al año siguiente el ejército de Carlos V de Lorena tomó el castillo de Eger.

Siglos XVIII-XX

La ciudad vivió un nuevo periodo de prosperidad y los obispos de Eger la cubrieron de suntuosos edificios barrocos, muchos de los cuales todavía se conservan. El obispo Károly Eszterházy (1725-1799) fue el más destacado de ellos y en sus más de 30 años de gobierno levantó iglesias, palacios y colegios. Pero sobre todo se le recuerda por su intento de construir una universidad en la ciudad, que ante la negativa de la emperatriz María Teresa, finalmente se convirtió en el Liceo de Eger. No fue hasta 1854 que acabó el poder de los obispos en Eger, en consonancia con el fin de los absolutismos y el régimen feudal en gran parte de Europa.

6. El Palacio Real, Madrid, España

La residencia oficial de la familia real española en Madrid. Aunque hoy en día el rey Felipe VI no vive aquí sino en el Palacio de la Zarzuela. El Palacio Real de Madrid es uno de los monumentos más importantes de España y uno de los palacios reales más grandes de Europa. Suele estar incluido en la lista de monumentos más visitados de España, pero pocos conocen realmente su historia. En este artículo te voy a contar la historia del Palacio Real de Madrid desde su creación en el siglo XVIII hasta su situación actual formando parte de Patrimonio Nacional de España. Si algún día no sabes qué hacer en Madrid, te recomiendo que realices una visita al Palacio Real. Personalmente creo que no te defraudará. Pero antes de eso conozcamos su historia.

El Palacio Real de Madrid es un edificio de rango real y que pertenece actualmente a Patrimonio Nacional de España. Esto significa que es de titularidad estatal, aunque desde el ministerio de la Presidencia se pone a disposición del rey de España y del resto de la familia real, ya que en el pasado pertenecía a la Corona Española. Aunque su uso histórico es de residencia oficial de los reyes de España, hoy en día se usa para actos oficiales del Estado español y de la casa real. En el pasado sí fue residencia real desde la llegada de los Borbones en el siglo XVIII hasta el reinado de Alfonso XIII, el cual finalizó en el año 1931.

El Palacio Real de Madrid está situado en la zona occidental de esta villa de Madrid, que es la capital del reino de España. Está emplazado frente a la Plaza de Oriente, por eso también es conocido también como palacio de Oriente. Su dirección oficial es Calle Bailén, 2, código postal 28071 de Madrid. No obstante, ocupa también los números 4 y 6 de dicha calle Bailén. Pero el acceso a los visitantes se encuentra en la plaza de la Armeria, situada delante de la explanada que se encuentra frente a la catedral de la Almudena.

El Palacio Real tiene una superficie construida, según la página oficial del catastro de España, de 89.600 m². Esto le convierte en uno de los mayores palacios reales de Europa. Por ponerte en perspectiva el palacio de Buckingham tiene aproximadamente 77.000 m² y el palacio de Versalles unos 67.000 m². Pero dentro de la superficie del Palacio Real de Madrid hay que contar con los jardines anexos. En la parte oriental encontramos los jardines del Campo del Moro de 200.266 m2, que contiene a su vez 3.368 m2 de superficie construida de edificios. Y en la parte norte encontramos los jardines Sabatini, de extensión 25.705 m2.

Oficialmente el Palacio Real data de 1764. Pero quedarse solo en esta fecha sería no explicar la curiosa historia del Palacio Real de Madrid. El Palacio Real de Madrid tiene su antecedente en el Real Alcázar de Madrid, cuyo origen data de la época califal en el siglo IX y que tras sucesivas reformas y ampliaciones a lo largos de los siglos, sufrió un incendio en el año 1734. El incendio de 1734, del que conocerás más posteriormente, provocó que se planificara y construyera desde cero un nuevo edificio. De ahí surgió el Palacio Real de Madrid. La primera piedra de este edificio se colocó en el año 1738, acabándose en el año 1764, gobernando por entonces Carlos III de Borbón.

El estilo del Palacio Real es de estilo neoclásico, aunque aún tiene elementos de estilo barroco. Aunque tradicionalmente el siglo XVIII se asocia al neoclasicismo, en la primera mitad del siglo XVIII el barroco aún era en Españael estilo arquitectónico y artístico predominante. Por eso a este neoclásico con tintes barrocos (o barroco con tintes neoclásicos, según se quiera ver) se le llama a veces barroco tardío o barroco clasicista. Sus arquitectos principales fueron los italianos Felipe Juvara, que falleció de forma temprana tras haber empezado el proyecto, su discípulo de este Giovanni Battista Sachetti y Francesco Sabatini, el cual tomaría el relevo de Sachetti en el año 1760.

7. Castillo y Núcleo Histórico de Tossa de Mar, Cataluña, España

Un castillo medieval situado sobre una colina desde el cual se puede disfrutar de una preciosa vistas al mar y sobre todo a Tossa de Mar, uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava . El Castillo de Tossa de Mar se alza sobre un cerro desde el que domina la localidad del mismo nombre, al sur de la provincia de Gerona. La población y su castillo se encuentran junto al mar. El castillo fue construido en 1387 por el abad Ramón Dezcatlar. 

Los acontecimientos más importantes acontecidos en este castillo a lo largo de su historia son los intentos de incursiones piratas, sin éxito alguno, y en el siglo XIX la guerra de la Independencia que enfrentó al pueblo español contra las tropas francesas. El castillo sirvió de defensa a esta localidad marítima, en la que incluso los pescadores pagaban el castellatge de peix, un tributo al dueño del castillo para asegurar su defensa. Su emplazamiento en un cerro constituye por por sí mismo un elemento defensivo. Otro elemento defensivo importante son sus siete torres, cada una de ellas con nombre propio. La torre del homenaje es llamada torre del Reloj, y defiende el acceso a la villa. Las torres etán unidas por un adarve, siendo éste el único acceso a las mismas.

La Muralla de Tossa de Mar es una fortaleza histórica ubicada en la localidad española de Tossa de Mar (Gerona). En 1931 fue reconocida como Monumento Histórico Artístico Nacional. Está situada en la Vila Vella del municipio, siendo el único ejemplo de una ciudad medieval fortificada que todavía existe en la costa catalana. Se encuentra a los pies de la vertiente noroeste del promontorio que se enfrenta al cabo de Tosa. Está rodeado por un recinto amurallado de unos 300 metros de perímetro, construido entre los siglos XII y XIV como defensa contra la piratería. La mayor parte del perímetro original se conserva, con almenas rectangulares, ménsulas y aspilleras en los ángulos, y siete torres de planta circular ataludada y cuerpo cilíndrico.

Destacan tres grandes torres cilíndricas: la Codolar o del Homenaje, la de las Horas o del Reloj y la de Joanàs. Estas tres torres son de época románica, con saeteras hechas con dos o tres bloques de piedra y un paramento con piedras poco desbastadas visibles en la parte inferior. El resto del recinto amurallado es de la época de su reconstrucción en el siglo XIV. Del castillo, que estaba situado donde ahora está el faro, no queda casi nada. Sin embargo, se han conservado vestigios de la primitiva iglesia parroquial, de estilo gótico, dedicada a San Vicente.

La Vila Vella se encuentra al pie de la vertiente noroeste del promontorio que mira al cabo de Tossa. Está protegida por un recinto amurallado de unos 300 metros de perímetro. Esta muralla tiene siete torres redondas, tres de las cuales destacan por su mayor altura y por su acabado con corseres. Estas torres tienen nombres específicos: la torre de en Joanàs, la torre de les Horas o del Reloj y la torre del Codolar o del Homenaje. La muralla y las torres están hechas de piedra granítica y mortero de cal y arena. La parte más alta del promontorio no tiene muralla, ya que la fuerte pendiente del acantilado actúa como defensa natural. Estas torres eran altas y tenían tres pisos con techos de bóveda de piedra. Se podía entrar a ellas a través de una puerta desde el camino de ronda. Las otras cuatro torres eran más pequeñas y estaban ubicadas entre la torre de Joanàs y la del Reloj, y una entre esta y la del Codolar. La muralla estaba adornada con almenas rectangulares y ménsulas y aspilleras en los ángulos. El camino de ronda rodeaba todo el recinto a la altura de las aspilleras por el lado interno.

8. El Castillo de Cardona Cataluña España

La fortaleza medieval más importante de Cataluña. Este castillo se encuentra sobre una colina desde la cual se domina toda la ciudad medieval de Cardona. Fue la última fortaleza en caer durante la Guerra de Sucesión. Desde el siglo IX, el castillo de Cardona domina la cima más alta del municipio, un enclave ideal para controlar el valle del río Cardener y las salinas. Entre los siglos XI y XV vivieron los señores de Cardona, pero poco a poco fue perdiendo su papel residencial para convertirse en un punto estratégico. El año 1714, durante la Guerra de Sucesión, el castillo de Cardona fue la última fortaleza en rendirse delante de las tropas borbónicas. 

El Castillo de Cardona fue construido el año 886 bajo las órdenes de Guifré el Pilós, pero el momento de su máxima esplendor fue durante los siglos XI y XV, cuando fue residencia de los señores de Cardona, los "ricos señores de la sal". Algunos de los elementos más destacados para la visita son la Torre de la Minyona, el Patio Ducal o los baluartes de defensa. Encontraréis también una de las joyas del primer románico catalán: la colegiata de Sant Vicenç, construida en el siglo X para acoger una comunidad de canónigos. 

Durante la Edad Media, el Castillo de Cardona desempeñó un papel crucial en la defensa del territorio. Era el hogar de los señores feudales, quienes gobernaban la zona y protegían a sus súbditos de posibles invasiones. Además, el castillo también servía como centro de poder político y económico, ya que desde allí se controlaban las tierras y los recursos de la comarca.

Con el paso del tiempo, el Castillo de Cardona fue perdiendo su importancia militar y se convirtió en una residencia señorial. Durante la época renacentista, el castillo fue remodelado y se añadieron elementos de estilo gótico y renacentista. En esta época, el castillo fue habitado por la nobleza, quienes disfrutaban de una vida llena de lujos y comodidades. Los salones y las habitaciones del castillo estaban decorados con muebles y obras de arte de gran valor.

Con el paso del tiempo, el Castillo de Cardona fue perdiendo su relevancia y comenzó a deteriorarse. La falta de fondos para su mantenimiento y las consecuencias de los conflictos bélicos dejaron huella en la estructura del castillo, que poco a poco fue cayendo en ruinas. Durante varios siglos, el Castillo de Cardona estuvo abandonado y en un estado de deterioro. Sin embargo, su belleza y su historia no pasaron desapercibidas, y a mediados del siglo XX se iniciaron los trabajos de restauración para devolverle su antiguo esplendor.

9. Castillo de Saumur Francia

Quizás no es el más impresionante de los castillos del Valle del Loira, pero este castillo con unas vistas maravillosas de la ciudad, es uno de nuestros favoritos de los Castillos del Loira La región del Loira, se encuentra la ciudad de Saumur conocida por ser el escenario de la obra de Balzac, Eugenia Grandet, además de por su castillo, vinos y famosa escuela de equitación.

Sus orígenes se remontan al siglo IX, pero fue Thibault, conde de Blois, quién le concedió gran fama con la construcción del castillo y parte de las murallas. En 1203 fue anexionada al reino de Francia, y entre los siglos XIV y XV, los duques de Anjou la otorgaron nuevo edificios de gran belleza y facilitaron su crecimiento. En el siglo XVIII se fundó la Escuela de Caballería y, en 1825, el famoso Cadre Noir, destinado a enseñar equitación clásica a los oficiales.

En nuestra visita a la ciudad, debemos acercarnos a la orilla derecha del Loira y divisar el castillo de Saumur. Desde su interior también podremos apreciar una bonita vista de la ciudad. También tendremos que pasear por sus calles y plazas, y descubrir la casa donde vivieron los personajes de Balzac, el Ayuntamiento que estaba integrado en las murallas de la ciudad y la piedra que pertenecía a la Bastilla y que se luce en la puerta de entrada al edificio. 

Por otro lado, la iglesia de San Pedro, que tras recibir un rayo en el siglo XVII se reconstruyó su fachada al estilo clásico. En su interior se puede admirar una obra de Rubens y una Asunción de Murillo. No dejéis de buscar el magnífico órgano que alberga la iglesia. En nuestro paseo por la ciudad estaremos recorriendo el barrio del castillo y de la iglesia de San Pedro que está rodeado de residencias antiguas y edificios de gran belleza. O bien acercarse a la isla de Offard a la que se puede acceder por la plaza de la Bilange y el puente Cessart, levantado en 1756. 

10. Palacio Nacional Pena Sintra Portugal

Uno de los ejemplos más impresionante de la arquitectura romántica en Portugal. Parece un castillos salido de un cuento de hadas. Se encuentra cerca de Lisboa y hacer una excursión para visitarlo es imprescindible durante una visita al capital portuguesa. Para mí es uno de los castillos más encantadores de Europa. Situado en lo alto de la Serra de Sintra, en Portugal, el Palácio da Pena es un palacio de estilo revivalista, siendo una de las expresiones más importantes del romanticismo arquitectónico del siglo XIX en el mundo. El palacio cuenta con varios elementos arquitectónicos interesantes, que mezclan el estilo manuelino romántico, con torres con toques medievales y elementos de inspiración árabe, como demostración de la herencia morisca en la cultura ibérica.

El palacio es el primer palacio de este estilo en Europa, siendo construido unas tres décadas antes del famoso Castillo de Neuschwanstein, en Alemania. Clasificado como Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1995, junto con otros atractivos de la Serra de Sintra, ha sido elegido uno de los Siete Maravillas de Portugal en 2007. El Palacio se encuentra en Parque Peña, un área de 85 hectáreas con varios senderos, plantas exóticas de todo el mundo y muchas construcciones que incluyen jardines, puentes, cuevas, cascadas y fuentes.

Originalmente, en el lugar donde se encuentra el palacio, había una capilla dedicada a Nossa Senhora da Pena construida durante el siglo XII. En el siglo XVI, el rey Manuel I donó la capilla a la Orden de San Jerónimo, que construyó un convento de madera, que posteriormente fue sustituido por un edificio de mampostería. Sin embargo, en el siglo XVIII un rayo destruyó parte de la capilla, la torre y la sacristía, y luego el terremoto de 1755 dejó el edificio en ruinas. Fue D. Fernando II, segundo marido de la reina D. María II, quien cambió toda la historia del lugar. En 1838, tras la extinción de las Órdenes Religiosas a instancias del Marqués de Pombal, el Príncipe Consorte decidió comprar el antiguo recinto conventual y sus alrededores con el objetivo de construir una residencia de verano.

Las obras de recuperación del antiguo monasterio y la construcción del nuevo palacio fueron realizadas por un arquitecto alemán y finalizaron en 1854. El palacio está dividido en dos zonas, una alrededor del antiguo convento y otra más nueva. La planta del edificio es bastante irregular y está condicionada tanto por el desnivel del terreno como por las ruinas de la Capilla de Nossa Senhora da Pena. El resultado es un conjunto cuadrangular, organizado en torno a un claustro.

La fachada norte del palacio está fuertemente inspirada en la Sala Capitular del Convento de Cristo, en Tomar. Está cubierto de azulejos y tiene un balcón en el tercer piso. El interior del palacio está decorado en estuco, tiene varios murales y revestimientos de azulejos. Tras la muerte de D. Fernando, el palacio quedó en manos de su segunda esposa, la cantante de ópera Elisa Hendler, conocida como la Condesa d'Edla, hecho que causó mucha confusión en la época, ya que el palacio estaba considerado monumento histórico nacional. . . El gobierno portugués, dirigido por Luís I, acordó comprarle el palacio en 1889, permitiendo que la condesa viviera solo en un pequeño edificio, conocido como Chalet da Condessa d'Edla.

Durante el reinado de Carlos I (1889-1908), el palacio fue frecuentado por la monarquía y se convirtió en la residencia predilecta de la reina D. Amélia. Sin embargo, en 1908, el rey D. Carlos I y su heredero, el príncipe Luís Felipe, fueron asesinados por simpatizantes republicanos, en la Praça do Comércio, en Lisboa, y D. Amélia decidió pasar más tiempo en palacio. Su hijo, D. Manuel II subió al trono por poco tiempo, ya que en 1910 se constituyó la República Portuguesa. Poco después, el palacio se abrió al público como museo.

11. Palacio Nymphenburg Munich Alemania

La residencia de verano de los gobernantes de Baviera. Se encuentra en las afueras de Múnich, su decoración interior es bastante lujosa. El Palacio de Nymphenburg no nació como la gigantesca construcción con jardín que se visita hoy en día. Allá por 1662 nacía Maximiliano II Emanuel de Baviera y su padre, el príncipe elector Fernando María, regalaba unas tierras a su esposa Enriqueta Adelaida de Saboya. En 1664 comenzó la construcción de una casa de campo en esos terrenos. A mediados del siglo XVII, alejarse poco menos de 6 km de la Residenz de Múnich ya era un viaje. La distancia suficiente para construir una casa de campo en la que escapar de la capital durante el verano. Ese es el origen de uno de los palacios más impresionantes del sur de Alemania: el Palacio de Nymphenburg.

Claro que hay dos detalles importantes a tener en cuenta. El primero, que esa “casa de campo” no era una cualquiera, era la de los príncipes electores de Baviera. Y, segundo, que siguió siéndolo durante siglos de hecho, todavía lo es– y no dejó de crecer, de decorarse, de renovarse; hasta llegar a ser lo que nos encontramos hoy. Tanto, que se mira con orgullo al espejo de Versalles y su parque tampoco le va a la zaga. Prepárate para visitar decenas de dormitorios, de antecámaras y de salones de gala; para pasear por un gigantesco parque con su canal y sus góndolas, sus pabellones y hasta un “pueblo” para los sirvientes, o para ver algunos de los carruajes reales más lujosos. Todo eso te espera en el Palacio de Nymphenburg y, lo mejor, hoy no tienes que pasar todo el verano para aprovechar el viaje desde el centro de Múnich.

Maximiliano II Emanuel de Baviera se encargó de –bueno, encargó a otros– convertir la casa de campo de sus padres en una residencia de verano mucho más amplia. En ella se alojaba toda la corte durante los meses de verano. A él también se debe el parque del todavía no palacio, en estilo barroco y diseñado por paisajistas franceses. Durante siglos, los gobernantes bávaros siguieron utilizando el Palacio de Nymphenburg como residencia de verano para ellos y su corte, con lo que el lujo no dejó de llegar a sus salones. El lujo y los distintos estilos artísticos, del barroco al neoclásico pasando por el rococó. Además de, por supuesto, no dejar de crecer en tamaño.

En las habitaciones del Palacio de Nymphenburg han nacido y muerto príncipes electores, infantas y reinas. El famoso Luis II de Baviera, el del castillo de Neuschwanstein, nació aquí –la habitación en la que lo hizo es visitable y tiene los muebles originales–. No faltan cuadros, sillas y sillones, sedas en las paredes, frescos en los techos, galerías que unen las distintas alas, camas, candelabros, jarrones, relojes, mesas, escudos, lámparas, chimeneas… un despliegue que puede llegar a resultar un tanto abrumador.  La primera sala fue la que más impresión nos causó.

 Hablamos del Gran Salón, justo en el centro del palacio y redecorado por Maximiliano III José de Baviera a mediados del siglo XVIII. Vale, evidentemente tampoco fue él quien lo hizo, solo se lo encargó a Johann Baptist Zimmerman quien se lució con los estucos y los dorados de las paredes, los ventanales al jardín y la pintura del techo con. Flora, la ninfa recuerda, Nymphenburg diosa de las flores.  El parque del Palacio de Nymphenburg también ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Esas 180 ha se crearon como jardín barroco siguiendo el modelo de Versalles por orden de Maximiliano II Emanuel de Baviera. No lo busques, a principios del XIX se rediseñó siguiendo el estilo inglés. Bueno, no busques el parque francés, pero sí que quedan un par de elementos del diseño original.

12. Castillo Loarre Huesca España

Un estupendo castillo románico situado sobre una colina de la provincia de Huesca. Tuvo un papel muy importante en la reconquista de España y para los amantes del cine les sonará por haber salido en la película El Reino de los Cielos. El Castillo de Loarre, ubicado en la provincia de Huesca (Aragón), es uno de los ejemplos mejor conservados de arquitectura militar de época románica que podréis encontrar en Europa. Solo por contemplar su imponente estampa, dominando desde una loma la Hoya de Huesca, ya merecería la pena acercarse hasta allí. En este artículo os hablamos de su historia y comentamos todos los detalles relativos a la visita.

El Castillo de Loarre se erigió, probablemente, sobre restos de un asentamiento romano. Su construcción se inició hacia la segunda década del siglo XI por decisión del rey Sancho Garcés III de Pamplona, quien pretendía establecer un baluarte defensivo contra los musulmanes. Más tarde, en 1071, el rey Sancho Ramírez de Aragón ordenó añadir al complejo un monasterio de canónigos agustinos. 

La forma actual del conjunto se completa en 1287, cuando se levantan las murallas exteriores. Para entonces, sin embargo, el castillo ya había perdido protagonismo como centro monasterial y carecía de interés militar debido al avance de la Reconquista, por lo que cayó en un lento declive que llevó a su definitivo abandono en el siglo XV. Desde 1906 está protegido por el Patrimonio Nacional.

13. El Palacio Real de Aranjuez España

Una de las residencias de las familia real española, cuyo jardines son espectaculares. Este palacio está abierto al público. Aranjuez se encuentra cerca de Madrid y es una buena escapada desde la capital española. Aranjuez es un municipio de la Comunidad de Madrid cuyo término se encuentra atravesado por los ríos Tajo y Jarama. 

Es uno de los Reales Sitios de la Monarquía española desde que Felipe II así lo nombrara en 1560 y posee además el título de Villa desde 1899. Por ello, también es conocido como Real Sitio y Villa de Aranjuez. La historia del Real Sitio y Villa de Aranjuez comienza con el reinado de Fernando el Católico. A partir de ese momento, Aranjuez conseguirá ir adquiriendo entidad propia.

Los Austrias

Los primeros Habsburgos españoles asentaron la itinerante corte castellana en el centro peninsular. Entre Toledo y Madrid, Aranjuez fue frecuente refugio del incansable emperador Carlos V. Pero correspondió a Felipe II idear, en torno a la nueva capital de España, un sistema de Reales Sitios en cuya variedad resolvería sus necesidades personales y las representativas de su estatus internacional.  En estos Sitios, el metódico rey ensayó la arquitectura y la ordenación del territorio que simbolizarán el nuevo Estado, moderno y centralizado, que se propuso construir. El Escorial y Aranjuez fueron las empresas en que puso más empeño. 

 El primero asumía la carga simbólica, el peso del conocimiento, la religión y el poder en el gobierno del mundo; el segundo, el acercamiento a la naturaleza, su ordenación y su dominio por el hombre según los cánones del humanismo cristiano. Y también el lugar de lo privado y personal, del individuo hogareño amante de las flores. La faa del Aranjuez felipino trascendió las fronteras europeas. Sus sucesores la mantuvieron en un contexto cortesano de grandes cacerías y magníficas fiestas, que irían decayendo junto con la propia monarquía. Durante estos siglos (XVI y XVII), el Real Sitio y Villa de Aranjuez continuó siendo una dehesa en que estaba expresamente prohibido el asentamiento de población, un palacio inacabado con un pequeño retén de sirvientes, entre fantasiosos jardines y bosques repletos de caza.

Los Borbones

La nueva dinastía francesa provenía de una tradición semejante de residencias reales en torno a la capital, pero ajena a la crónica penuria de la hacienda española. Los primeros gobernantes agudizaron el centralismo administrativo, que reforzó la importancia cortesana del entorno de Madrid. Ante el estado de abandono de jardines y huertas, incendios y ruinas de palacios, se inició una campaña de reconstrucción y creación de nuevos lugares a la sombra de los riquísimos ejemplos franceses. Aunque ya Felipe V de España inició esta restauración, los reyes enamorados de Aranjuez fueron Fernando VI de España y su esposa Bárbara de Braganza.

 Ellos devolvieron al Real Sitio el esplendor del pasado, en estrecha relación con las modas y gustos del último barroco italiano. Su pacífico reinado fue en Aranjuez una sucesión de fiestas deslumbrantes, para las que el rey soñó una ciudad cortesana populosa, cómoda y alegre. Derogó la prohibicón de asentamiento y levantó la Nueva Población, que en pocos decenios pudo alojar a varios miles de residentes, multiplicados en épocas de Jornada. 

Esta población fue el soporte que permitió a su sucesor Carlos III de España concebir Aranjuez como uno de sus modelos ideales de desarrollo y bienestar social para la Nación. La ciudad y su territorio se convirtieron en campo experimental de las ideas fisiocráticas, agrícolas, ganaderas, científicas y sociales que activarían el progreso desde la perspectiva ilustrada.  Carlos IV de España también amó Aranjuez como su tío Fernando, pero en las circunstancias mucho más agitadas del fracaso ilustrado, la Revolución francesa y la amenaza napoleónica. El ambiente culto, galante e intrigante que rodeó su reinado acabó tristemente en el Motín de Aranjuez, el hecho histórico más señalado de los acaecidos en el Real Sitio.

 Para muchos, el fin del Antiguo Régimen en España. Tras la ocupación francesa, el Aranjuez decimonónico fue fiel reflejo del reino: un país estancado en luchas intestinales al margen de la progresiva vitalidad europea. El trasnochado absolutismo de Fernando VII de España apenas pudo reparar los desastres de la francesada, preparando el agitado reinado de Isabel II de España el último gran episodio cortesano de Aranjuez. La reina fue asidua del Real Sitio, acompañada de una pléyade burguesa y arribista que dio un nuevo color de modernidad y eclecticismo. Su caída puso punto final al protagonismo de la Corona en la historia ribereña.

La Orden de Santiago ya estaba establecida en estos terrenos desde la de la Reconquista y es a finales de la Edad Media, entre 1387 y 1409, cuando la Orden construye aquí su Casa Maestral en el solar donde actualmente se encuentra el Palacio. Del mismo período datan las primeras obras hidráulicas sobre el Tajo con el fin de asegurar el riego a las tierras de labor. Dado que la Casa Maestral tenía un uso de recreo no se descarta la la existencia de algún jardín en las inmediaciones, con lo que ya podemos vislumbrar un esquema del Aranjuez real que tendría que llegar. La Casa Maestral, comunicada con la parte del Palacio hecha por Felipe II se mantuvo hasta el siglo XVIII, siendo demolida cuando Felipe V retomó las obras para terminar el Palacio.

La política de sujeción de las órdenes militares convierte a los Reyes Católicos en administradores vitalicios de las mismas, entre ellas la de Santiago y que ostentaba la posesión de Aranjuez. Los Reyes Católicos en sus estancias en Aranjuez se alojaban en la Casa Maestral. La bula pontificia dada por Adriano VI en 1523 bajo el reinado de Carlos I, agrega a perpetuidad la Orden de Santiago a la Corona de Castilla quedando así Aranjuez vinculado a perpetuidad a la Casa Real Española. En 1534 el Emperador crea el Real Bosque y Casa de Aranjuez. En 1543 compra los terrenos limítrofes y ordena la creación de plantíos en estos. «Se ordena que en el Soto de Siruela se planten nísperos entre los espinos; en el Orzagal, Matalonguilla e Isla de la Huerta se deben plantar sauces, mimbreras, chopos y otros árboles silvestres que sean apropiados.

14. Castillo Sant'angelo, Roma, Italia

Conocido como el mausoleo de Adriano se encuentra en la orilla del río Tiber muy cerca de la Ciudad del Vaticano. Es uno de los monumentos imprescindibles que ver en Roma. En tiempos del emperador Aureliano (270-275 dC) el mausoleo fue incluido en el sistema defensivo de Roma por su situación estratégica junto al río. Bajo el emperador Honorio en el 403 d.C. se restauró como un bastión avanzado de la Muralla Aureliana, una especie de cabeza defensiva del puente Elio y para el acceso a la ciudad desde el norte. De hecho, salvará el Vaticano del saqueo de los Visigodos bajo Alarico (410) y de los Vándalos de Genserico (455). Debido a las guerras, desaparecieron las columnas y las estatuas que adornaban el mausoleo, incluso el carro y la estatua de Adriano. La antigua Mole de Adriano se convirtió para siempre en Castillo.

El mausoleo tomó su nombre de Castillo de Sant’Angelo en el 590 d.C. En ese año, Roma sufrió una terrible epidemia de peste. Para alejarla se organizó una procesión penitencial solemne en la que participó el mismo Papa Gregorio I. Cuando la procesión estuvo cerca de la Mole de Adriano, el Papa tuvo una visión del Arcángel Miguel envainando su espada. La visión fue interpretada como una señal premonitoria del inminente fin de la epidemia, tal y como sucedió poco después. Desde entonces los romanos comenzaron a llamar el mausoleo Castel Sant’Angelo. En la cima del Castillo se colocó la imagen de un ángel en el acto de envainar su espada.

Desde entonces la función funeraria quedó olvidada y la importancia de la fortaleza empezó a ser un objetivo de las familias nobles. El Castillo Sant’Angelo funcionaba como bisagra entre el área habitada y la ciudadela del Vaticano. Desde él se podía controlar el paso por un puente crucial para la seguridad de la ciudad. Pasó de las manos de los Crescenzi a los Pierleoni y Orsini. A principios del siglo XV el Castillo cambió forma. Se modificó su estructura interna y la parte superior fue defendida por estaciones de armas de fuego y un puente levadizo, convirtiéndolo en una fortaleza inexpugnable. En esa época Castillo Sant’Angelo se convierte en sede de la Casa de la Moneda y del Archivo Secreto.

El edificio pasó a ser de propriedad del estado italiano en 1870 como cuartel y prisión militar, función que desempeñó hasta 1901. En 1911 fue sede de la gran Exposición Internacional de Roma y en 1925 se estableció el «Museo Nazionale di Castel Sant’Angelo». Entre el siglo XIX y XX Mariano Borgatti restauró con demasiada imaginación el Castillo borrando muchas huellas de su lenta estratificación de casi dos mil años. Un castillo alado que alimenta nuestra imaginación. Tumba, refugio, palacio y prisión, un lugar lleno de historias para descubrir Roma a lo largo de los siglos. Un gigante guardián del río y, desde la orilla, de la ciudad que crece a sus espaldas y al otro lado del puente.

El Castillo de Sant’Angelo (también conocido como el Mausoleo de Adriano o Mole Adrianorum) surgió por voluntad del emperador Publio Elio Traiano Adriano (76 – 138 d.C.) como mausoleo fúnebre para él mismo y para sus sucesores. Hoy en día es uno de los pocos monumentos del Imperio Romano que continua a ser utilizado regularmente, convirtido así en uno de los lugares imprescidibles qué ver en Roma. Castel Sant’ Angelo se inspira en su aspecto exterior en el mausoleo de Augusto,  construido en la ribera opuesta del Tíber más de un siglo antes. Fue realizado inicialmente por el arquitecto Demetriano, a partir del 123 d.C. Adriano murió en el 138 d.C., antes de que la construcción de su Mausoleo estuviese terminada. Fue, por tanto, su sucesor Antonino Pio el que dedicó el sepulcro en el 139 d. C. y trasladó allí los restos de Adriano y de su esposa Sabina.

El edificio mantuvo su función funeraria por un siglo más, hospedando también los restos mortales de los sucesores de Adriano hasta tiempos de Caracalla (217 d. C.), con algunas excepciones. En el friso de la fachada frente al río se leían los nombres de los emperadores enterrados en el interior. El Mausoleo, construido en la orilla izquierda del río Tíber, se encuentra a poca distancia de la Ciudad del Vaticano y en frente del Campo Marzio. Quedo unido a la otra orilla por un puente construido en el 134 d. C. La zona elegida, el Ager Vaticanus, era una región suburbana de Roma, destinada a dar cabida a tumbas, jardines, villas aristocráticas y cultos exóticos.

15. Castillo Wawel Cracovia Polonia

Un castillo de estilo gótico en la preciosa ciudad de Cracovia. Esta fue una de las residencias de los reyes Polacos. Los restos arqueológicos han mostrado que la zona donde se ubica Cracovia, junto al monte Wawel y la ribera del río Vístula, ya estuvo habitada durante el Paleolítico. En el siglo VI llegó a la zona de Cracovia el pueblo vislano o vistulano, una tribu eslava que se instaló en la colina de Wawel. En el siglo IX, cuando San Metodio se encontraba evangelizando a los pueblos eslavos de la zona, se dice que los vistulanos tuvieron un mítico y poderoso gobernante al que la leyenda atribuye la fundación de Cracovia, el legendario jefe Krakus.

Está documentado por un escrito de un viajero sefardí, que en el año 966 la ciudad de Cracovia era ya un importante centro de comercio. Parece ser que los vislanos fueron los primeros, entre los pueblos eslavos de la zona, en organizarse como estado y que pudo ser el germen de Polonia. Lo que sí se conoce es que en el siglo X ya formaba parte de Polonia y que fue capital de un voivodato, que era como se denominaba a las divisiones territoriales en Polonia. Cracovia fue el primer foco del cristianismo en Polonia y en el siglo XI ya contaba con un obispo. En el año 1038 Casimiro I el Renovador hizo de la ciudad de Cracovia su sede, pasando a ser la capital de Polonia. En el siglo XI se inicio la construcción de la Catedral de Wawel.

Cracovia fue la capital de Polonia desde 1038 hasta 1596, fecha en que Segismundo III Vasa trasladó la capital a Varsovia. En el siglo XIII la ciudad sufrió varias invasiones tártaras siendo destruida y restaurada por colonos alemanes. En 1257 recibió carta de franquicia, acogiéndose al derecho de Magdeburgo, muestra de la importante penetración e influencia germánica. En 1291 los polacos eligieron para el trono a Wenceslao de Bohemia, proclamándose rey de Polonia en 1300. Cracovia pasó a depender de una dinastía checa. En 1311 y 1312 Cracovia se levantó contra las tropas de ocupación y en 1320 proclamó como rey de Polonia a Ladislao I Lokietek.

De 1333 a 1370 gobernó Polonia el rey Casimiro III el Grande, el gran reformador de Polonia. Su reinado convirtió a Cracovia en un importante centro comercial, político, cultural y científico. En 1364 mandó fundar la Universidad de Cracovia. Desde 1386 hasta 1572 la dinastía Jagellón, la más importante de la historia de Polonia, ocupó el poder. El matrimonio de una hija de Luis I el Grande, Eduviges, con un Jagellón, el gran duque de Lituania, dio como fruto la formación de la República de las Dos Naciones.

Polonia y Lituania unidas fueron una de las grandes potencias europeas de la época y atesoraron un inmenso poder que se extendía desde el Báltico hasta el Cáucaso. Cracovia fue el centro político de aquel estado bicéfalo. En 1440 se coronó en Cracovia a Ladislao III como rey de Hungría. Este acontecimiento convertiría Cracovia en un estado católico rodeado de germanistas, ortodoxos e islamistas otomanos. Cracovia vivió continuas luchas contra el poder germánico. Las guerras debilitaron Polonia y, aunque detuvo el peligro alemán, surgió el ruso.

El hecho de que el poder económico se fuera desplazando paulatinamente hacia Poznan, al norte del país, por un lado, y, por otro, la ansiada búsqueda de una salida al mar Báltico por la Pomerania, contribuyeron a que en 1596 el rey Segismundo III Vasa trasladase la capital más al centro del país, de Cracovia a Varsovia. Perdida la capitalidad, Cracovia mantuvo su prestigio como lo muestra el hecho de que la Catedral de Wawel continuó siendo el lugar de coronación de los reyes de Polonia. Smok Wawelski o el Dragón de Wawel habitaba en el interior de una colina a orillas del Vístula. Todos los días el dragón salía de su guarida y se dedicaba a matar campesinos y devorar el ganado por lo que el Rey Krak ofreció la mano de su hija, la princesa Wanda, a quien acabase con el dragón.

Muchos caballeros perecieron en el intento hasta que un zapatero se ofreció al Rey. Hábilmente rellenó de azufre un odre de cordero y lo dejó delante de la guarida del dragón y cuando este salió enfurecido de su guarida se lo comió. Le entró tanta sed que bajó al río y tras beberse medio Vístula explotó. El zapatero se casó con la princesa y vivieron felices. Esto es lo que cuenta la Leyenda del Dragón de Wawel y, según esto, el Castillo de Wawel está construído encima de esa colina en la que habitaba el dragón. El Castillo Real de Wawel es una fortificación de estilo renacentista con casi mil años de antigüedad y fue la sede de los reyes de Polonia desde la Edad Media hasta el siglo XVII cuando la capital de Polonia fue trasladada a Varsovia.

En el interior del recinto se encuentra la Catedral de San Wenceslao que fue el lugar de coronación de los reyes de Polonia y la Capilla de Segismundo que alberga las tumbas de los reyes Jagelones de Cracovia. Un poco más adelante se llega a un gran patio desde donde se tiene acceso a las Salas Reales (los aposentos, el Salón del Senado, el Salón del Estado, etc) y a las salas en donde se guardan los Tesoros de la Corona. Una forma de terminar la visita al Castillo de Wawel es saliendo por la Cueva del Dragón. Por la parte Oeste del Castillo se encuentra un pasadizo que desciende por el interior de la muralla que da al río hasta la salida a orillas del Vístula en donde nos encontraremos con la estatua del dragón escupiendo fuego.

16. Castillo de Budapest Hungría

Castillo medieval de estilo barroco en Budapest, era la residencia histórica de los reyes húngaros. Ha sido reconstruido muchas veces, ya que en las guerras con los turcos ha sufrido daños muy importantes. El Castillo de Buda tiene 7 siglos de historia, aunque hay que decir que el actual poco o nada tiene que ver con el original. Tras la invasión tártara de 1241, el rey Béla IV de Hungría decidió reconstruir y reforzar las fortalezas existentes a la par que creaba nuevos castillos (cerca de cien). Uno de los emplazamientos elegidos para levantar una nueva fortaleza fue Óbuda (que significa vieja Buda), provocando que la zona comenzase a poblarse. Una vez construida, la nueva fortaleza comenzó a ser residencia habitual de los reyes húngaros, provocando que Buda poco a poco ganase importancia política, comercial y estratégica.

Fue bajo el reinado de Carlos Roberto de Anjou-Sicilia, coronado en 1310 como Carlos I de Hungría, que Buda pasó a ser la residencia oficial de los monarcas húngaros y sede de la corte real. Tanto Carlos I como su hijo, Luis I, reformaron constantemente el castillo, haciendo que este poco a poco ganase en lujo y notoriedad: en esta época el castillo albergaba tanto justas y torneos como asambleas reales o encuentros diplomáticos. Durante los sucesivos reinados el castillo siguió ganando en lujo y relevancia, destacando las reformas de estilo renacentista llevadas a cabo por el rey Matías Corvino, que decoró las fachadas externas y muros internos. En esta época el castillo se convirtió en uno de los centros culturales más relevantes de Europa Central y Oriental siendo poblado por multitud de artistas y humanistas.

Tras la muerte de Matías Corvino, Hungría se debilitó paulatinamente debido a constantes crisis económicas y una mala gestión de los monarcas. Esto provocó que el poderoso Imperio Otomano aprovechase la situación para exigir el pago de tributos que Luis II, nieto de Matías Corvino, se negó a pagar. En respuesta a la negativa, Solimán I, el Magnífico, movilizó a sus ejércitos con intención de conquistar Hungría y usarla como base para una posterior invasión del Sacro Imperio Romano Germánico. Luis II se enfrentó a los turcos en 1526 en la Batalla de Mohács, cayendo derrotado. La muerte del rey dio lugar a una serie de conflictos dinásticos por la sucesión que terminaron en 1541 cuando Solimán el Magnífico acabó con la resistencia húngara y tomó el Castillo de Buda, ocupando el centro de Hungría durante cerca de 160 años.

Tras el fallido Sitio de Viena de 1683, los ejércitos del Sacro Imperio se contraatacaron en Hungría en 1686 y expulsaron a los turcos del castillo de Buda y reunificaron el reino, eso sí, ahora bajo el dominio de los Habsburgo. Tras la expulsión de los otomanos la fortaleza fue reconstruida y profundamente restaurada ya que esta había sufrido cuantiosos daños durante su liberación. Monarcas austriacos como María Teresa I y Francisco José I invirtieron mucho en convertir al Castillo de Buda en residencia real. Durante el siglo XIX el castillo continuó siendo constantemente remodelado, primero siguiendo los planes del arquitecto Miklós Ybl y, más tarde, los de Alajos Hauszmann.

Sin embargo, al igual que prácticamente el resto de Europa, el castillo volvió a ser dañado durante el Asedio de Budapest de 1945. Hungría era entonces el último aliado que les quedaba a los nazis y, cuando estos descubrieron que estaban negociando una rendición al ejército soviético en secreto, invadieron Budapest y tomaron el Castillo de Buda sin apenas resistencia.  Los nazis se establecieron en la capital húngara y la convirtieron en una fortaleza desde la que planeaban resistir el avance del ejército rojo, lo que dio lugar al asedio, tan duro que muchos historiadores lo consideran un segundo Stalingrado, del cual el castillo salió gravemente dañado. Tras esto, el castillo tuvo que ser nuevamente restaurado, finalizándose las obras en 1950. Actualmente el Castillo de Buda alberga la Galería Nacional de Hungría, El Museo de Historia de Budapest y la Biblioteca Szcéchenyi.

17. El Nuevo Palacio Potsdam Alemania

Una magnífica representación del arquitectura barroca prusiana cerca de Berlín. Es famoso también por la conferencia de Potsdam, uno de los eventos importantes de la segunda guerra mundial. En su organización del parque, Frederick continuó lo que había comenzado en Neuruppin y Rheinsberg. Durante su estadía como Príncipe Heredero en Neuruppin, donde fue comandante de un regimiento de 1732 a 1735, ordenó que se estableciera un jardín de flores, frutas y verduras en los terrenos de su morada. Ya se desvió aquí de la organización clásica de los jardines barrocos, que se ocupaban exclusivamente del modelo representado por Versalles, combinando lo bello y lo útil. También siguió este principio en Rheinsberg. Además de la transformación del palacio, que Federico recibió como regalo de su padre Federico Guillermo I en 1734, ordenó el establecimiento de áreas de huertos y frutales encerrados por setos. Además, la avenida central y una avenida de intersección más grande no conducían directamente al palacio,

La expansión de la instalación después de la construcción de más edificios formó una avenida principal recta de unos dos kilómetros de largo. Esto comenzó en el este del obelisco construido en 1748 y se extendió a lo largo de los años hasta el Palacio Nuevo, que constituye la conclusión hacia el oeste. A la altura de la galería de imágenes construida en 1764 y las Nuevas Cámaras construidas en 1774, que flanquean el castillo, la avenida se abre a rondelles con cuencas de fuentes rodeadas de esculturas de mármol. Desde estos puntos se ramifica entre altos setos en forma de estrella en otras áreas del jardín.

El Palacio Sanssouci se trata del más famoso de los palacios de Potsdam. Fue utilizado como residencia de verano de Federico el Grande. Llama la atención por el color amarillo de su fachada y por los increibles jardines que lo rodean. Puede visitarse, y en su interior encontramos mobiliario y objetos originales de la época. Justo al lado del Palacio Sanssouci encontramos la Galería de las Pinturas, con obras entre otros de Rubens, Van Dyck y Caravaggio, y el Palacio de las Nuevas Cámaras, que aunque empezó teniendo la utilidad de servir como invernadero, pronto acabó convirtiéndose en un palacio para invitados.

El Palacio Nuevo de Potsdam

Fue construido entre 1763 y 1769 por orden de Federico el Grande. Destacan sus majestuosos salones para fiestas, sus galerías y lujosos apartamentos. Es un claro ejemplo del llamado estilo rococó federiciano. Se podría garantizar que la cámara del viajero vivirá una historia de amor con los maravillosos palacios, los parques idílicos, las vistas asombrosas y la arquitectura de Potsdam. Desde Berlín, al otro lado del “puente de los espías” de Glienicke, aguarda la capital estatal de Brandeburgo, catapultada a la fama por Federico el Grande. Su Schloss Sanssouci, palacio tremendamente rococó, es la gloriosa corona de este mosaico cultural reconocido por la Unesco que aúna todas la tendencias artísticas dieciochescas de Europa en una obra maestra.

El Parque Sanssouci es un gran parque que rodea el Palacio Sanssouci en Potsdam, Alemania. Después de las terrazas de la viña y la finalización del palacio, los alrededores se incluyeron en la estructura. Se creó un jardín de flores barroco con césped, macizos de flores, setos y árboles. En el seto se plantaron 3.000 árboles frutales. Los invernaderos de los numerosos viveros contenían naranjas, melones, duraznos y plátanos. Las diosas Flora y Pomona, que decoran el obelisco de entrada a la salida del parque oriental, fueron colocadas allí para resaltar la conexión de un jardín de flores, frutas y verduras.

Con la expansión del sitio después de la creación de más edificios, se construyó una avenida principal recta de 2,5 km de largo. Comenzó en el este en el obelisco de 1748 y con el paso de los años se extendió hasta el Palacio Nuevo, que marca su final en el oeste. En 1764 se construyó la galería de imágenes, seguida de las Nuevas Cámaras en 1774. Flanquean el palacio y abren el callejón a rondeles con las fuentes, rodeadas de estatuas de mármol. Desde allí, los senderos conducen en un patrón de estrellas entre altos setos a otras partes de los jardines.

18. Palacio Schwetzingen  Alemania

Residencia de verano de la familia de Wittelsbach. Están relativamente cerca de Frankfurt. Destacan sus preciosos jardines. El palacio de Schwetzingen era la residencia de verano de los príncipes electores del Palatinado Carlos Felipe y Carlos Teodoro. Se encuentra en la ciudad del mismo nombre, entre las dos otrora ciudades residenciales palatinas Heidelberg y Mannheim, en Alemania. Schwetzingen está al noroeste del estado federado de Baden-Wurtemberg y en la región metropolitana del Rin-Neckar. En 2007 se propuso el reconocimiento de la Residencia Veraniega de Schwetzingen como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.​

El castillo de Schwetzingen es un palacio en la parte norte de la región de Baden-Württemberg de Alemania, no muy lejos de Heidelberg. El castillo puede remontar sus orígenes a 1350 cuando un pequeño castillo con foso se situó en su lugar. El príncipe elector Johann Wilhelm encargó reformas al castillo en 1697, que incluyeron dos alas adicionales que aumentaron enormemente el tamaño del castillo. Así nació la forma actual del edificio.

El castillo floreció bajo el príncipe elector Carl Theodor en el 1700. Hizo que destacados arquitectos paisajistas diseñaran hermosos jardines para el palacio. Crearon patrones geométricos y avenidas frondosas, y más tarde se agregó al jardín barroco un parque ajardinado de estilo inglés llamado Arborium Theodoricum. Es uno de los primeros de su tipo en Alemania. A lo largo del jardín hay edificios y estatuas diseñadas en estilos de Grecia, Italia, Turquía y más allá, lo que le da una atmósfera exótica. Las habitaciones del palacio contienen muebles y artefactos del siglo XVIII y principios del XIX.

Si bien es posible explorar los Jardines del Palacio de Schwetzingen en una visita autoguiada o guiada, las visitas al palacio en sí son solo con una visita guiada. Únete a un recorrido para admirar el Teatro del Palacio de estilo rococó, el teatro de galería más antiguo de Europa, y explora las salas del palacio decoradas con muebles de los siglos XVIII y XIX. Las visitas al Palacio de Schwetzingen a menudo se combinan con una visita al Castillo de Heidelberg y al casco antiguo o una cata de vinos a lo largo de la Ruta Alemana del Vino.

19. Castillo de Heidelberg  Alemania

Un maravilloso castillo del Renacimiento situado sobre una colina. Aunque buena parte del castillo fue destruida en la guerra contra los franceses, siguen teniendo su encanto. Además las vistas de Heidelberg desde el castillo son inmejorables. una de las atracciones más populares de Alemania. Además de muchas otras atracciones turísticas, aquí se encuentra el Castillo de Heidelberg, con sus extensos terrenos, que fue construido sobre los cimientos de un antiguo castillo situado en lo alto de la ciudad.

Sin embargo, en cuanto a su historias… En 1155, el castillo y el asentamiento, pasaron a manos de la familia Hohenstaufen (Pfalzgraf Konrad), y en 1196, se mencionó por primera vez en un documento la ciudad de «Heidelberch». Posteriormente, en el año 1225, el duque Ludwig de Baviera, recibió el condado de Palatinate, y un segundo castillo fue construido debajo del castillo que le pertenecía. A pesar de ser un castillo medieval parcialmente en ruinas, esta edificación representa una de las estructuras más importantes de la época renacentista al norte de los Alpes. Años más tarde, exactamente en 1537, el castillo superior fue destruido por una explosión de pólvora. Asimismo, Heidelberg se construyó en el lugar del castillo inferior, en un período de construcción de más de trescientos años.

En el castillo se pueden encontrar testimonios góticos (por ejemplo, el Rupprechtsbau a partir de 1400, por el elector Ruprecht III, reg. 1398-1410) y el Renacimiento. Además, es interesante notar que los caballeros respectivos no integraron los edificios antiguos en los nuevos diseños, sino que colocaron los «nuevos edificios» junto a ellos. Este y los jardines colindantes, han creado un extraordinario «libro de ilustraciones de desarrollos estilísticos» con este gran complejo para la posteridad. Con la Guerra de los Treinta Años, el apogeo del castillo llegó a su fin, la reconstrucción del castillo en su antigua gloria fracasó debido a la devastación repetida. Luego, en 1688/89 y 1693, las tropas francesas conquistaron la ciudad y el castillo, durante la Guerra de Sucesión Palatina en nombre de Luis XIV. Por lo que el castillo fue finalmente destruido: saqueado e incendiado.

Aparte del recinto del palacio y de los jardines, vale la pena visitar el museo de la farmacia, además, también hay otros testimonios del pasado en el centro de la ciudad (por cierto, la ciudad universitaria más antigua de Alemania, como me dijeron). Por un lado, el castillo está magníficamente desarrollado, y por otro lado, mucha gente pasa por él cada  día. En cualquier caso, aquí hay un fuerte conjunto estilístico, y a veces un rincón tranquilo con hermosos detalles. Por supuesto, también se puede comer y beber en el castillo, el coche se deja mejor en la ciudad. Los amigos de los turistas, pueden comprar aquí por cierto todo tipo de cosas, que uno necesita como un recuerdo para los que se quedaron en casa como prueba del viaje.

20. Palacio de Versalles París Francia

Antigua residencia de los reyes franceses, símbolo del absolutismo europeo. Versalles es el palacio más visitado de Francia, se encuentra muy cerca de París. En realidad es un conjunto de palacios con jardines de dimensiones alucinantes. Es sin duda uno de los palacios más lujosos de Europa En 1623, el Palacio de Versalles estaba muy lejos de ser la obra arquitectónica barroca que conocemos hoy en día, con más de 800 hectáreas y 2.300 estancias. Antes de instalarse en el departamento de Yvelines, los reyes residían en el Palacio del Louvre, actualmente Museo del Louvre. La antigua cámara de infancia de Luis XIV es ahora una sala más del museo.

El padre del Rey Sol, Luis XIII, fue quien llevó a la realeza a Versalles. El joven rey cazaba con su padre, Enrique IV, en esta zona forestal pantanosa. Más tarde, Luis XIII, que padecía agorafobia, quiso alejarse de su madre María de Médici, que ejercía la regencia después de que Ravaillac asesinara al rey. Por ello, prefirió pasar más tiempo en Versalles. Se construyó entonces un primer palacio en 1623 en el dominio de Versalles para recibir al rey cuando fuera a cazar. Este palacio se amplió en 1631 con jardines a la francesa e instalaciones para el paseo real. Desgraciadamente, cuando comenzó el reinado de Luis XIV, Ana de Austria, aconsejada por el cardenal Jules Mazarin abandonó Versalles, que permaneció deshabitado hasta los trabajos de construcción encargados por el joven rey en 1660. Este palacio, conservado por el Rey Sol para ser la base de su propio palacio, es hoy en día la zona de rodea el Patio de Honor.

Durante los reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI, el Palacio de Versalles fue una residencia real constantemente en obras. Los jardines se fueron ampliando y se fue perfeccionando el parque. Los jardines se fueron ampliando y se fue perfeccionando el parque. Además, las obras dentro del palacio continúan, a veces para cambiar la decoración al gusto de la nueva reina, a veces para terminar grandes proyectos como la Ópera Real o la Capilla Real. Hoy en día, el palacio es uno de los lugares más admirados y visitados de toda Francia. Cada año, se estima que aproximadamente 5 millones de personas visitan el Palacio de Versalles, y entre 8 y 10 millones de personas pasean por sus jardines. El Palacio no solo alberga una gran variedad de notables obras de arte dentro de sus muros, sino que es una obra de arte en sí misma. El palacio tiene 2300 habitaciones repartidas en 63.154 m². Desde el brillante Salón de los Espejos hasta los impresionantes retratos en los Apartamentos Reales, caminar por los salones del palacio te transportará a través del tiempo.

Una de las salas más ornamentadas de todas, el Salón de los Espejos cuenta con 357 espejos, incluyendo diecisiete arcos revestidos de espejos que reflejan las diecisiete ventanas con arcos que dan a los jardines. Los Jardines del Palacio de Versalles se extienden en un terreno de 250 hectáreas, donde podrás encontrar más de 400 esculturas y 1400 fuentes. Luis XIV lo utilizó inicialmente para retirarse con sus amantes. No obstante lo expuesto, se vio atraído por este paraje e hizo tres ampliaciones, la última en el año 1710 que proporcionó el aspecto actual. Durante los 70 años que duró el reinado de Luis XIV, uno de los más largos de la historia europea, Versalles se convirtió en la sede del gobierno francés. Del mismo modo que alrededor del sol giran todos los planetas, Luis XIV hizo que giren a su alrededor su corte, los nobles y funcionarios del gobierno francés.

Asimismo, el propio rey impuso algunos estilos en la moda, como tacones en los hombres, por su baja estatura, pidiendo que todos sus zapatos tuvieran las suelas rojas y que nadie más los llevase. También las grandes pelucas o mangas adornadas con exquisitos bocados. La corte de Luis XIV no se atrevía a levantarse contra el rey, motivo por el cual se mantuvo  tan fuerte en Francia el absolutismo. Luis XVI y María Antonieta Su nieto, Luis XVI, carecía de la astucia de su abuelo, y no pudo evitar el descontento del pueblo por sus excentricidades mientras  ellos morían de hambre y terminaría cayendo con la Revolución Francesa. La esposa de Luis XVI, María Antonieta, archiduquesa de Austria, llega a Versalles acostumbrada a una vida distinta y al principio le cuesta mucho asumir un protocolo tan estricto. Pero luego se deja seducir por los lujos y las excentricidades.

Los gastos y excesos de esta mujer y de su corte fueron rechazados por el pueblo, cada vez más pobre y hambriento. Tras su salida forzosa de Versalles en octubre de 1789, Luis XVI y María Anonieta fueron llevados bajo arresto domiciliario al Palacio de la Tullerías en Paris. Junto a ellos estaban sus dos niños, María Teresa y el delfín Luis Carlos, así como la hermana del rey, la princesa Elisabeth. Luis XVI decidió escapar de Paris y reunir fuerzas en el noreste de Francia para poder así reclamar nuevamente el trono; el plan de fuga fue realizado por varios seguidores reales. Lograron llegar hasta la ciudad de Verennes, a sólo  9 km de la frontera con Alemania, allí fueron descubiertos y detenidos. Tras la captura de la familia real, el rey Luis XVI fue llevado a juicio y enviado a la guillotina en enero de 1793; la reina María Antonieta siguió su destino nueve meses más tarde. Luis Carlos no logro sobrevivir mucho tiempo a las penalidades de la prisión y murió el 8 de junio de 1795; la única sobreviviente fue María Teresa.

Los Jardines de Versalles. No se puede realizar una visita al Palacio de Versalles sin contemplar sus hermosos jardines. Su construcción fue obra de Le Notre, que entre los años 1661 y 1700, creó esta maravilla con un radiante césped, esculturas, plantas y flores, arboledas, cuevas y fuentes. Los Jardines de Versalles tienen una gran extensión de aproximadamente 800 hectáreas de terreno. Para ver el espectáculo de las aguas danzantes en las fuentes, deberán concurrir los días sábados y domingos de abril hasta octubre. Destacan en los jardines L´Orangenie y el Gran Canal.

21. Ciudadela de Carcasona Francia

Un castillo medieval en el sur de Francia. Es una de las ciudadelas medievales más bonitos que puedes encontrar en Francia. Carcasona, ciudad provincial de 47 000 habitantes está separada en dos partes por el río Aude : la ciudad baja « La Bastide » y la ciudad alta, « La Ciudadela » (laCité). Carcasona está conocida por su ciudadela medieval y el canal de Mediodía, declarados las dos de interés del patrimonio a la UNESCO. Situada en Francia del sur, a unos 80 kilómetros de Tolosa, cerca de los Pirineos, del Mediterráneo, Carcasona, durante sus dos mil años de historia, fue una ruta comercial y militar de paso importante pero también una plaza estratégica muy codiciada por encontrarse al cruce de dos grandes vías, uniendo el Atlántico al Mediterráneo y el « Massif Central » a los Pirineos. Clima disfruta de veranos cálidos y secos, otoñas templados y soleados, inviernos con raras veces hielo y nieve. Llueve de octubre a mayo.

Muchos invasores bárbaros hicieron su sitio : Volcos, Romanos, Visigodos, Sarracenos. A la Edad Media, fue un sitio privilegiado del Catarismo. El papa Inocente III la consideró coma tierra de heresía y le envió inquisición y cruzadas. Al siglo XIV, Carcasona es el primer centro de tejidos del reino que exporta en toda Europa. Después padeció de peste, guerra de Cien años,’’Principe Negro ‘’, guerras de religión y Revolución Francesa… El siglo XIX vio la restauración de la Ciudadela : en aquella época hubo un interés importante por los monumentos históricos. En el sigloXX, la región conoce la rebelión de los viñadores, las dos guerras y la incertidumbre de nuestra vida actual. Turismo, artesanía y viticultura son los principales recursos económicos de la región.

22. Palacio Papal Avignon Francia

Residencia de los papas católicos del siglo XIV, Situado en la preciosa ciudad de Avignon, uno de los imprescindibles de la Provenza Francesa. Sus dimensiones son impresionantes y las exposiciones en el interior nos cuentan mucho sobre la historia de los papas.  Aviñón es una ciudad con una rica historia que se remonta a 4000 a.C. y se ha visto envuelta en constantes conflictos y luchas de poder a lo largo de los siglos. A pesar de que ha sido habitada por tribus góticas, sarracenas y francas durante la Alta Edad Media, fueron los romanos y el cristianismo los que convirtieron a Aviñón en uno de los asentamientos más grandes y destacados de Europa. Sin embargo, fue la llegada del papado en 1309 lo que marcó un antes y un después en la historia de Aviñón. Elegida por el Papa Clemente V como su sede preferida en lugar de Roma, Aviñón se convirtió en el centro de la cristiandad y el hogar de los papas hasta 1377. Durante este tiempo, el Palacio Papal fue construido como fortificación en 1252 y se convirtió en el edificio más notable de Aviñón. Desde aquí, los papas administraban el poder en toda la cristiandad y aseguraban que la región circundante se hiciera famosa por su vino, especialmente alrededor de la zona de Chateauneuf du Pape.

Aunque Aviñón siguió siendo un enclave papal, la ciudad perdió algo de su brillo después de que la iglesia regresara a Roma a principios del siglo XV. Tras interminables invasiones y asedios, Aviñón pasó a formar parte de Francia en 1791, dos años después de que comenzara la revolución en el país. La ciudad creció más allá de sus murallas durante los cien años siguientes y su población aumentó enormemente durante el período de entreguerras, antes de ser ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En los años de la posguerra, la ciudad adquirió importancia cultural gracias a su festival anual de teatro, fundado en 1947, y el centro histórico fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1995. Coronada Ciudad Europea de la Cultura en 2000,  Avignon se ha convertido en un centro de arte contemporáneo, gracias en gran parte a la donación de 100 millones de euros de obras de arte por parte del galerista Yvon Lambert. El Palacio de los Papas simboliza el esplendor de la Iglesia en el Occidente Cristiano del siglo XIV. Construido a partir de 1335 en menos de veinte años, es principalmente la obra de dos Papas constructores, Benedicto XII y su sucesor Clemente VI.

La monumental residencia de los soberanos pontífices del siglo XIV, es el palacio gótico más importante de Occidente (15.000 m2 de piso, es decir el volumen de 4 catedrales góticas), y presenta al visitante más de veinte lugares sobre todo, los apartamentos privados del Papa y sus fabulosas decoraciones con frescos realizados por el artista italiano Matteo Giovannetti. Organizamos todo el año actividades culturales: exposiciones temáticas y pedagógicas, visitas con temas y conciertos. Las representaciones del Festival de Aviñón, creado por Jean Vilar en 1947, tienen lugar en el mes de julio en el Patio de Honor del Palacio. El Palacio de los Papas acoge más de 560.000 visitantes por año y forma parte de los 10 monumentos más visitados en Francia.

Los jardines estan una razón más para venir y visitar este espacio tranquilo y placentero que permite entender mejor el conjunto del Palacio de los papas, un monumento histórico excepcional clasificado como Patrimonio Mundial de la Unesco. El Jardín Papal y el Jardín del Palacio, junto con el vergel Urbano V, inaugurado el 14 de septiembre de 2018, pueden visitarse libremente y completan el tríptico de los Jardines del Palacio de los papas. Los nuevos jardines pontífices se han integrado al recorrido de visita del monumento. Esta evolución se estructura alrededor de dos zonas diferentes: el Jardín del Palacio (o Jardín Benito XII de 1.250 m²) y el Jardín Papal (662 m²).

Como elemento estructurante del diseño del Jardín del Palacio se ha elegido la red hidráulica del siglo XIV, que delimita los grandes rectángulos en los que se han plantado variedades vegetales mediterráneas y que según se ha demostrado estaban en estos jardines pontífices en el siglo XIV. El Jardín Papal es un jardín íntimo que tenía un acceso directo desde los apartamentos del papa. Estas modificaciones en las que se ha vuelto a crear la fuente del grifo y la pradera florida que lo rodea, vuelven a hacer de él un elemento valioso del lugar. El famoso e imponente edificio de la Roma, del que solo quedan marcas en el suelo, ha sido reconstituido como una monumental pérgola que a plazo estará totalmente cubierta de vegetales. Una restauración comprometida lanzada por la ciudad de Aviñón y Avignon Tourisme, con el apoyo del Estado, de la DRAC, de la Región Sur, de la fundación del Crédit Agricole y de la fundación l’Occitane.

23. Palacio Schönbrunn Viena Austria

Residencia de estilo barroco de los emperadores de la la dinastía Habsburgo. Se sitúa un poco apartado del centro histórico de Viena. Cuenta con jardines preciosos, siempre llenos de flores.  El Palacio de Schönbrunn es un ornamentado palacio de verano de 1.440 habitaciones para los monarcas Habsburgo, sus familias y la corte austriaca. El diseño del palacio de Viena, que parece un castillo, es de estilo rococó. El estilo rococó es un estilo arquitectónico del barroco tardío que se caracteriza por diseños extravagantes y ornamentados. En palacios como Schönbrunn y Versalles, era característico tener pan de oro y dorado en todo el interior de los palacios.

El palacio se asienta sobre 395 acres de terreno. Una gran parte del terreno son bosques arbolados y los ornamentados jardines del palacio. Los jardines evolucionaron constantemente a lo largo de los años desde su creación en 1696. La última modificación de los jardines se produjo en 1852 con la incorporación del jardín inglés. Los jardines de Schönbrunn también tienen dos elementos distintivos que tenían todos los palacios europeos de la época: un tiergarten y una orangerie. El Tiergarten de Schönbrunn se fundó en 1752 y era el zoológico privado de los Habsburgo y su corte. Ahora está abierto al público y es el zoológico más antiguo en funcionamiento. La orangerie era una especie de invernadero exclusivo que albergaba árboles frutales durante el invierno. En aquella época se consideraba de moda que cualquier palacio tuviera uno.

La historia del palacio de Schönbrunn se remonta al año 1569. El emperador Maximiliano II compró el terreno y la pequeña mansión situada en el terreno como coto de caza para la corte y su familia. Estaba vallado para que el juego no pudiera salir del área. Se utilizaba para cazar faisanes, ciervos y jabalíes. También se construyeron estanques y aviarios para la pesca y la caza de aves. En 1638, Eleanora Gonzaga, viuda del emperador Fernando II del Sacro Imperio Romano Germánico, construyó un palacio. Fue en 1642 cuando apareció por primera vez el nombre Schönbrunn como su nombre. 1642 es también cuando se cree que la orangerie fue construida por Eleanora Gonzaga. El palacio tal como se lo conoce ahora fue remodelado y ampliado en la década de 1750 por la emperatriz María Teresa. El emperador Francisco I remodeló el exterior a finales del siglo XVIII hasta convertirlo en lo que es hoy. El palacio fue ocupado por última vez por el monarca austríaco con el reinado más largo, el emperador Francisco José. Nació allí, vivió allí la mayor parte de su vida y murió allí en 1916, poco antes de la caída del Imperio austríaco al final de la Primera Guerra Mundial. Después de la caída del Imperio austríaco, la nueva República de Austria se hizo cargo del palacio. y lo conservaron como museo estatal.

Schloss Schönbrunn, o Palacio de Schönbrunn, es un palacio real ubicado cerca del centro de Viena, Austria. Fue el palacio de verano de los gobernantes Habsburgo del Imperio Austriaco. Las obras del palacio se iniciaron a finales del siglo XVII y se terminaron en 1711. El Palacio de Schönbrunn es un palacio de estilo rococó de 1.440 habitaciones y es uno de los edificios arquitectónicos e históricos más importantes de Austria. El Palacio de Schönbrunn fue el último hogar de los monarcas Habsburgo de Austria, donde murió el emperador Francisco José en 1916. Se considera el Versalles de Austria. Versalles es el famoso palacio de Francia donde residieron los últimos monarcas de Francia con su corte hasta la Revolución Francesa. El Palacio de Schönbrunn fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.

24. Castillo de Chambord Francia

Hemos dejado las más bonitas para el final. El Castillo de Chambord es una obra maestra de la arquitectura renacentista francesa en el Valle de la Loira. Es  uno de los castillos más fotografiados de Francia. El castillo de Chambord es uno de los destinos turísticos más populares de Francia. Situado en el departamento de Loir-et-Cher, en la región del Valle del Loira, el castillo de Chambord fue construido en el siglo XVI, bajo el reinado de Francisco I, a pocos kilómetros de la ciudad de Blois. Construido en el corazón del parque forestal cerrado más grande de Europa, el castillo de Chambord es el más grande de los castillos del Loira. Catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981, el Castillo de Chambord recibe a más de un millón de visitantes cada año, lo que lo convierte en uno de los castillos más visitados de Francia después del Castillo de Versalles . En este artículo, analizaremos más de cerca la historia del Château de Chambord y exploraremos su arquitectura y sus magníficos jardines.

Para celebrar su victoria en Marignan, François 1er, nuevo rey de Francia, decidió en 1516 construir un palacio en Sologne para su gloria. El proyecto de construcción se nutre del humanismo de Alberti, quien definió los principios de la arquitectura renacentista, y las obras se iniciaron en 1519. Inicialmente, el castillo de Chambord iba a servir como castillo de caza, anexo al castillo de Blois. El primer proyecto elaborado por François 1er preveía únicamente la construcción de un castillo-mazmorra, confinado en todos los pisos a cuatro torres redondas.  La historia cuenta que en ese momento, Leonardo da Vinci, que se encontraba en Amboise, habría participado en el desarrollo de los planes para el Château de Chambord junto con el arquitecto Domenico Bernabei da Cortona. Tras el encarcelamiento de François 1er en Madrid en 1525, las obras del castillo de Chambord se interrumpieron hasta 1526 y el rey decidió, a su regreso, ampliar Chambord añadiendo dos alas laterales a la torre del homenaje.

 Durante varios años, unos 1.800 trabajadores se ocuparon de la construcción del castillo y en 1539, Francisco I recibió allí al emperador Carlos V. El ala real, situada en la torre norte, se completó en 1544 y en 1545 se añadieron una galería exterior y una escalera de caracol. François 1st murió en 1547, después de 32 años de reinado y finalmente solo vivió 42 días en la finca de Chambord. Desafortunadamente, el castillo no despertó el interés de los reyes que sucedieron a Francisco I: Enrique III y Enrique IV no se quedaron allí y Luis XIII solo lo visitó dos veces durante su reinado. Será necesario esperar el advenimiento de Luis XIV para ver completado el proyecto de François 1er. Luis XIV encargó la obra al arquitecto Jules Hardouin-Mansart, en cuanto al Palacio de Versalles, y la obra se completó finalmente en 1686. En 1844, el nuevo propietario del castillo de Chambord, Henri Dartois, duque de Burdeos, emprendió las obras de urbanización del parque y restauración del castillo, tras los múltiples saqueos que se habían producido durante décadas en la finca abandonada de Chambord.

25. La Alhambra Granada España

Ciudad palatina situada en Granada, un complejo palaciego y fortaleza que alojaba al monarca y a la corte del Reino nazarí de Granada. La historia de la Alhambra está ligada al lugar geográfico donde se encuentra, Granada; sobre una colina rocosa de difícil acceso, en los márgenes del río Darro, protegida por las montañas y rodeada de bosque, entre los barrios más antiguos de la ciudad, la Alhambra se levanta como un castillo imponente de tonos rojizos en sus murallas que ocultan al exterior la belleza delicada de su interior. Concebida como zona militar al principio, la Alhambra pasa a ser residencia real y de la corte de Granada, a mediados del s XIII, tras el establecimiento del reino nazarí y la construcción del primer palacio, por el rey fundador Mohammed ibn Yusuf ben Nasr, más conocido por Alhamar. 

A lo largo de los s. XIII, XIV y XV, la fortaleza se convierte en una ciudadela de altas murallas y torres defensivas, que alberga dos zonas principales: la zona militar o Alcazaba, cuartel de la guardia real, y la medina o ciudad palatina, donde se encuentran los célebres Palacios Nazaríes y los restos de las casas de nobles y plebeyos que habitaron allí. El Palacio de Carlos V, (que se construye después de la toma de la ciudad en 1492 por los Reyes Católicos), también está en la medina. El conjunto monumental cuenta también con un palacio independiente frente a la Alhambra, rodeado de huertas y jardines, que fue solaz de los reyes granadinos, el Generalife.

El nombre Alhambra tiene sus orígenes en una palabra árabe que significa "castillo rojo o bermellón", debido quizás al tono de color de las torres y muros que rodean completamente la colina de La Sabica, que bajo la luz de las estrellas es de color plateado, pero bajo la luz del sol adquiere un tono dorado. Aunque existe una explicación más poética, narrada por los cronistas musulmanes que hablan de la construcción de la Alhambra "bajo la luz de las antorchas". Creada originalmente con propósitos militares, la Alhambra era una alcazaba (fortín), un alcázar (palacio) y una pequeña medina (ciudad), todo al mismo tiempo. Este triple carácter nos ayuda a comprender las numerosas características de éste monumento. No existe ninguna referencia de la Alhambra como residencia de reyes hasta el siglo XIII, aunque la fortificación existe desde el siglo IX. Los primeros reyes de Granada, los Ziritas, tenían sus castillos y palacios en las colinas de Albaicín, y nada queda de ellos. Los monarcas Ziries fueron con toda probabilidad los emires que construyeron la Alhambra, comenzando en 1238.

El fundador de la dinastía, Muhammed Al-Ahmar, comenzó con la restauración del antiguo fortín. Su trabajo fue completado por su hijo Muhammed II, cuyos sucesores inmediatos continuaron con las reparaciones. La construcción de los palacios (llamado Casa Real Vieja) data del siglo XIV, y es la obra de dos grandes reyes: Yusuf I y Muhammed V. Al primero se le adjudica, entre otros, el Cuarto de Comares, la Puerta de la Justicia, los Baños y algunas torres. Su hijo, Muhammed V, completó el embellecimiento de los palacios con la Sala de los Leones, además de otros cuartos y fortificaciones. La Alhambra se convirtió en una corte cristiana en 1492 cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada. Más tarde, se construyeron varias estructuras para albergar a ciudadanos prominentes, cuarteles militares, una Iglesia y un Monasterio Franciscano.

Los Castillos Palacios y Fortalezas de Europa


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